domingo, abril 28, 2024
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Copérnico, Darwin, Freud y Marx Grandes revoluciones de la humanidad

Cuarta Parte

Por: Equipo editor

 

  1. El método de las asociaciones libres

 

Este método trata de hacer conscientes los hechos inconscientes, perturbadores y patógenos, ya que el individuo reconoce en ellos la causa de su neurosis recuperando su salud mental. El método psicoanalítico se apoya en la hipótesis de la existencia, en agrupaciones de ideas preconscientes, que pueden servir de nexo entre las ideas conscientes conocidas por el sujeto. También, se apoya en un hecho natural de la conciencia llamada “reverie” (sueño diurno), es una especie de desfile de imágenes, ideas, sentimientos que se aparecen y desaparecen momentáneamente cuando dejamos vagar nuestra conciencia y que, aparentemente, no siguen ningún orden determinado.

 

De esta manera, el método psicoanalítico consiste en hacer que el sujeto deje vagar libremente su conciencia, efectuando una especie de auto-análisis pasivo, en el cual el psicoanalista no interviene para influenciar las asociaciones del sujeto o para sostener su atención. Para este procedimiento se utiliza la siguiente técnica: se hace acostar al paciente en una posición cómoda para eliminar toda molestia muscular. La sesión se la realiza en una habitación algo oscura, para impedir la influencia exterior donde el psicoanalista se coloca fuera de la vista de la persona.

 

Luego de realizar esto el psicoanalista pide al paciente que se coloque en un estado totalmente pasivo y le comunique todo lo que le viene a la conciencia, sin excepciones. Lo único que hace el psicoanalista es oír y sacar notas, a veces hace algunas preguntas. Al principio las asociaciones no tienen sentido, pero luego se van orientando. Cuando el psicoanálisis no funciona debido a la resistencia del paciente, es necesario recurrir a otros procedimientos: el estudio de los actos fallidos y la interpretación de los sueños.

 

6.1 Estudio de los actos fallidos

 

Son actos imprevistos que escapan del control consciente, tales como el olvido temporal de palabras y nombres perfectamente conocidos por el individuo, equivocaciones en el discurso, lectura y escritura, pérdida de objetos, etc. Esto es resultado del conflicto entre dos intenciones, la momentánea o permanentemente inconsciente y la consciente. El psicoanálisis los interpreta como si tuvieran un sentido, una intención, que se ha hecho consciente, obstruyendo la vigilancia del yo.

 

6.2 La interpretación de los sueños

 

Los sueños revelan en forma simbólica un sentido o intención, son manifestaciones derivadas de impulsos insatisfechos. El hecho de que los sueños posean un sentido confirma la existencia de fenómenos inconscientes que influyen sobre los estados de conciencia. Los sueños se originan a través de impulsos instintivos, deseos inconscientes, generalmente reprimidos, impulsos insatisfechos de la vida diaria o pensamientos preconscientes. En el sueño se satisfacen los deseos, en forma indirecta y puramente mental.

 

Freud distingue dos aspectos en el sueño: el contenido manifiesto, que es el hecho del sueño tal como aparece en la conciencia al soñar y tal como lo recordamos al despertar y el contenido latente, este representa la verdadera significación del sueño, las ideas o intenciones que se ocultan para la conciencia bajo la apariencia de su contenido manifiesto y cuyo significado debe hallarse. Pero la interpretación y el significado del sueño no debe ser realizada por el psicoanalista, sino por la propia persona que lo soñó, a través del método de las asociaciones libres.

 

  1. Carlos Marx (1818-1883)

 

Karl Marx pertenecía a una familia de origen judía de clase media, su padre era abogado convertido al luteranismo. Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en filosofía el año 1841. En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, cuyo padre inculcó a Marx en el interés por las doctrinas racionalistas de la Revolución francesa y fue uno de los primeros pensadores socialistas.

 

Estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, con quien desarrollo un pensamiento intelectual y político. El año 1849 en Londres desarrolló la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo lo llevo a sufrir grandes dificultades materiales y fueron superadas gracias a la ayuda económica de Engels.

 

Marx nos habla de la “realidad” refiriéndose siempre al contexto histórico social y al mundo del hombre, que teniendo una estructura lógica se encamina hacia una perfecta realidad consciente.

 

7.1 El hombre

 

Para Marx el hombre produce al hombre, así mismo al otro hombre, al mismo tiempo la sociedad misma produce al hombre, y así también esta es producida por él. Toda la Historia universal no es otra cosa que la producción del hombre, el trabajo humano.

 

Marx concibe al hombre como un ente que se produce a sí mismo y este acto autogenerador del hombre es el trabajo. Para Marx, lo que el hombre es no puede determinarse a partir del espíritu ni de la idea, sino a partir del mismo hombre de lo que es concretamente el hombre real, corpóreo. El hombre no es un ser abstracto fuera del mundo, sino que el hombre ES en el mundo, siendo esto el Estado y la sociedad.

 

Marx busca la esencia del hombre como determinación interior, busca relaciones “exteriores” en virtud del intercambio, que cada hombre mantiene con la naturaleza y con los otros hombres. Según Marx; la esencia humana no es algo abstracto e inherente a cada individuo, sino en realidad, el conjunto de las relaciones sociales. Por lo que las relaciones sociales no son algo dado o estático, sino son la realización del hombre mismo de manera tal que a partir de un intercambio entre hombre y sociedad, ambos se constituyen mutuamente.

 

También, sostiene que la esencia del hombre es el trabajo. Este es un medio por el cual realiza y desarrolla sus posibilidades, alcanzando satisfacción y felicidad. El proceso de autoproducción mediante el trabajo es un proceso dialéctico, es un salir del sí del hombre, una exteriorización. El trabajo implica una humanización de la naturaleza, donde el hombre deja sobre ella su propia huella, su esencia, lo que a la misma vez, repercute sobre el hombre mismo, ya que la transformación que el hombre introduce en la naturaleza modifica las condiciones de la vida humana.

 

En la sociedad que Marx estudia, el hombre está desequilibrado desconociendo su propia esencia. Este desequilibrio está presente en todos los planos de la naturaleza humana: social, político, religioso y filosófico.

 

7.2 El materialismo histórico

 

Explica la historia desde la producción práctica de la existencia, introduciendo la relación tradicional en la época de Marx, entre la existencia real y la idea que los seres humanos hacen de su existencia. Para Marx la historia es el resultado del modo en que los seres humanos organizan la producción social de su existencia.

 

La concepción materialista de la historia

 

El materialismo histórico es la explicación materialista de la formación y desarrollo de la sociedad, considerando la expresión científica del pensamiento de Marx. La sociedad y su historia, el cual son el resultado de la actividad productiva y práctica del ser humano, en esta se encuentra un elemento objetivo de la que se puede extraer leyes objetivas.

 

Según Marx: “En la producción social de su existencia, los hombres entran en relaciones determinadas, necesarias e independientes de su voluntad, que corresponden a un grado determinado de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones constituye la estructura económica de la sociedad, o sea, la base real sobre la cual se alza una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas determinadas de la conciencia social. En general, el modo de producción de la vida material condiciona el proceso social, político y espiritual de la vida. No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social es el que determina su conciencia. En un determinado estadio de su desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existente o, por usar la equivalente expresión jurídica con las relaciones de propiedad dentro, de las cuales se habían movido hasta entonces. Por formas de desarrollo que eran las fuerzas productivas, esas relaciones se convierten en trabas de las mismas. Empieza entonces una época de revolución social”.

Contribución a la crítica de la economía política

 

El modo de producción

 

Cada formación social tiene un determinado modo de producir, un modo de producción establecido, es decir, una determinada estructura productiva compuesta por el conjunto de los elementos relacionados con la producción material de la existencia, que constituyen la base sobre la que se asientan y derivan el conjunto de elementos jurídico políticos e ideológicos, y establecen la superestructura de dicha formación social.

 

El modo de producción es el resultado de tres elementos estructurales: la estructura económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideológica. En el modo de producción podemos distinguir una estructura con dos elementos constitutivos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción, donde existe un mutuo condicionamiento y una superestructura, en la cual se distinguen dos niveles: la superestructura jurídico-política, conformada por los instrumentos de control sociales y políticos correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica es la que explica el orden establecido mediante una falsa conciencia que encubre la verdadera realidad. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad.

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