viernes, abril 26, 2024
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¿Compromiso con el trabajo?

Indagando un poco en la Historia, referente a la duración de la jornada laboral, en el cuarto congreso de la Federación Estadounidense del Trabajo (American Federation of Labor), realizado en 1884 en Chicago, Estados Unidos, se determinó que a partir del 1 de mayo de 1886 se obligaría a respetar la jornada laboral diaria de ocho horas.
En 1886, Andrew Johnson, presidente estadounidense, promulgó la denominada Ley Ingersoll, que establecía la jornada laboral diaria en ocho horas, frente a las 16 y más horas de trabajo diario que eran comunes en la época. Hoy resulta usual, que no solo la necesidad de mantener un trabajo nos haga sobre cumplir nuestra jornada laboral y sobre todo para los docentes, que difícilmente podemos contabilizar cuánto tiempo dedicamos a superarnos, a actualizarnos, a preparar nuestras clases, a la aplicación del uso de la informática, cuándo todavía algunos, ¿o muchos?, se niegan a usarla, sintiendo pavor, cuando tenemos el reto de que nuestros estudiantes nos superan.
A todo lo anterior se suma, si tiene compromisos con más de una institución escolar, lo que hará que el tiempo no nos alcance.
Esto último nos hace pensar, al poner en una balanza, si vale más –sacrificando en ocasiones a la familia, inclusive la salud personal– ser “conservador”, para que cuando las agujas del reloj estén a un segundo de marcar la hora de salida, hagamos la fila, o retirarnos algún tiempo después para “no dejar para mañana, lo que hoy se pudo hacer” y cumplir con lo que se tenía programado.
Leo historias de personas que triunfan, de aquellos que empiezan desde abajo, entiéndase bajo nivel de educación, que más tarde se incorporaron a la escuela, con mucho esfuerzo y sacrificio, que paralelamente tuvieron varios empleos a la vez, o que cambiaban de empleos tomando lo que aparecía. Lo cual implicaba, más allá de un individuo multipropósito, adquirir la experiencia de lo difícil que es la vida, cuando se quiere lograr algo y que hoy son pequeños o grandes empresarios.
Dudo que, con esta pequeña nota, logre sensibilizar a aquellas personas que en muchas ocasiones laboran por “inercia”, y se “rasgan las vestiduras” al pensar por qué, a pesar de varios años en la misma plaza o empleo, no logran “crecer”.
Cada día somos más en el planeta Tierra, pero también cada día, son menos los empleos, lo que hace que la vida resulte más compleja y, por tanto, se aleje la posibilidad de cumplir nuestras metas, y se quedarán solo en sueños y, en esto aclaro, no hay barreras para edades.
Tendrán mejores opciones aquellos que se comprometan (definición de compromiso: Obligación contraída; palabra dada) y cumplan y sobre cumplan, sin pensar en el tiempo, donde si bien hay culturas, que no pueden ser cambiadas, pero si hay actitudes que pueden ser cambiadas.

El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.

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