Solamente apoyados en la verdad podemos vencer

Interesante es el encuentro con niños y jóvenes en los colegios, escuchar sus criterios y posiciones en relación con el acontecer diario, analizar un poco lo que dicen sobre la posición de sus mayores e ingresar en los campos de la fantasía para mostrar hasta dónde se puede llegar. Es algo distractivo y, en casos, esperanzador porque los cuadros que se pueden crear no son tan fantásticos como se piensa; al contrario, si nos adentramos en ese mundo variado de fantasías, se puede encontrar con las propias ilusiones que nos hicimos en su momento.
Es, pues, ese mundo diverso que nos encuentra o, en casos, encontramos en nuestro diario transitar, que se convierte en razón para vivir lo que aún está dispuesto por Dios, que siempre parece dispuesto a acudir en nuestro auxilio, en tanto en cuanto lo necesitamos. Si pudiésemos entender siempre la debilidad de lo que somos, podríamos alcanzar mejores condiciones de vida. Y existir con los bienes que Dios nos dio para usarlos debidamente y hacer con ellos obras de sentido constructivo, que sirvan para contribuir a encontrar la perfección que se nos prometió.
Lo importante sería que la verdad de todo sea el centro de encuentro de lo bueno y digno, de lo que importa, lo que será fundamental para quienes nos acompañan y son parte esencial y primordial de nuestras vidas. Así se podrá hacer tanto bien a quienes podamos y que ellos sean transmisores de ello, para que la vida sea el lábaro conductor de lo claro, justo y digno que día a día vamos dejando en cada tiempo que pasa. Es cada vez más importante, puesto que revela lo que somos y aceptamos como don de vida, como regalo de la naturaleza dispuesta por el Creador y que seguramente será confortante para quienes nos aman, en retribución a lo que sentimos por ellos. Se trata de tener una vida pletórica de momentos gratos, aunque sabemos que también hay momentos ingratos, amargos y hasta dolorosos porque no supimos mantener incólumes virtudes, que no pudimos hacerlas valores y principios, los cuales siempre necesita nuestro país, para vencer limitaciones que nos impiden reducir el montón de lastre que sobrellevamos, por no separarnos de males cuyo peso soportamos y son causas de mucho dolor.