miércoles, mayo 15, 2024
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Elizabeth Banks toma el timón de “Oso intoxicado”

Elizabeth Banks creció viendo y amando las películas de finales de los años 70 y los 80, e inmediatamente vio el potencial de Oso Intoxicado para rendir homenaje a esa época, pero también para crear un viaje divertido, sangriento y entretenido para el público. “A mí, como espectadora y como alguien que aspiraba a hacer películas, siempre me ha encantado combinar el horror y la comedia”, anota Banks. “Para mí, el horror y la comedia son dos caras de la misma moneda. Lo mejor que puedes hacer es llevar al público a una auténtica montaña rusa, haciéndolo reír, gritar, y saltar: ese era el objetivo de esta película. Realmente sentí que era la oportunidad de sobreponer una comedia de verdad, momentos de risa a carcajadas, con un verdadero sentido de suspenso y mucho gore, y pasar un buen rato con esta idea grande, brillante y extensa de este oso que va a pasar por encima de algunas personas”.
Esa mezcla de comedia negra y de horror es poco frecuente en la pantalla, en gran parte porque es difícil ejecutarla bien. Si la película da demasiado miedo, la comedia no funciona; si demasiado cursi, el público nunca siente miedo. Pero Banks no solo estaba lista para el desafío, sino que estaba ansiosa por afrontarlo. “Creo que lo que mejor hago como cineasta es caminar por la fina línea del tono”, afirma Banks. “Básicamente hago comedias, pero las pongo dentro de otras películas. Mi primera película, Pitch Perfect 2, fue una comedia dentro de un musical. Charlie’s Angels fue una comedia dentro de una película de acción. Esta es una comedia dentro de una película de horror. Sentí que podíamos hacer algo especial y único, como si los hermanos Coen chocaran con Evil Dead”.
También fue una oportunidad para trabajar en una película con una gran cantidad de efectos visuales. “Esa fue una de las razones por la que quise dirigirla”, observa Banks. “Creo que muchas mujeres no tienen la oportunidad de hacer cosas usando mucha pantalla verde, efectos y acción porque se asume que a las mujeres no les interesan ese tipo de cosas. Quería demostrar que eso es un mito. Esa fue una de las razones por las que me gustó mucho la idea de hacerla. Me encantan los retos. Y yo realmente quería aprender un nuevo conjunto de habilidades”.
A lo largo del proceso se deleitó con los detalles de las pruebas de efectos especiales. “Es una de las cosas que más me gusta de hacer películas”, dice Banks. “Averiguar cómo va a funcionar esto. ¿Qué tan espesa es la sangre? ¿Qué grosor tienen las tripas? ¿Qué espesor tiene la masa encefálica? ¿Qué aspecto tiene la cocaína? ¿Cómo se mueve cuando la soplas o la inhalas? ¿Qué tamaño tienen los ladrillos de cocaína y qué aspecto tendrán cuando los cortemos? Se habla de todo hasta la saciedad, en múltiples reuniones, para poder llevarlo todo al set y darle vida”.
Además de toda la sangre, las vísceras, los golpes y las risas, la película está repleta de un rico elenco de personajes. “A estas personas le están pasando tantas cosas, y ninguna de ellas estaba en condiciones de lidiar con un oso drogado con cocaína”, expresa Banks. En particular, el personaje de la preadolescente Dee Dee, interpretado por Brooklynn Prince, se inspira en los recuerdos de infancia de Banks, quien creció en Pittsfield, Massachusetts. “Dee Dee tiene 12 años en 1985, y yo tenía 12 años en 1985; vivía en un pueblo pequeño y tenía que atravesar el bosque para ir a la escuela, ¡y vivíamos muchas aventuras en ese bosque!”, relata Banks. “Recuerdo que una vez me encontré con un nido de abejas y dije: ‘¡Vamos a tirarle piedras a ver qué pasa! Cosas muy locas”.
Hoy en día, como madre de dos hijos, Banks también se vio reflejada en Sari, la madre de Dee Dee, personaje que interpreta Keri Russell. “Soy la mamá de un niño de 12 años, así que también me identifiqué con Sari, y con una madre en una etapa de la vida en la que te sientes un poco desconectada de tus hijos porque eligen a sus amigos antes que a ti”, dice Banks. “El tiempo que pasas con ellos es cada vez más corto, y también intentas vivir tu vida y ser una gran madre. Así que, desde la primera escena del guion, donde Dee Dee y Sari están en la cocina, pensé que había una oportunidad real de representar un momento de mi propia vida en la película”. Menos la cocaína, el oso y el derramamiento de sangre, evidentemente.

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