miércoles, mayo 15, 2024
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Menos alimentos, más alcohol, ¿es la orden?

Una política agraria que consiste en hablar de seguridad alimentaria, pero, al mismo tiempo, no evitar la baja de la producción de alimentos en Bolivia, fue anunciada por el MAS-IPSP y fue puesta en aplicación a partir del año 2010. Se refiere básicamente a reducir la producción de alimentos en zonas tradicionales y aumentar las áreas cultivadas con caña y otros productos para producir etanol, en la región oriental del país. Esa determinación fue consolidada por disposiciones legales dictadas por los tres gobiernos de Evo Morales y consagrada por la actual Constitución Política, elaborada por la Asamblea Constituyente.
Esa política con respecto a los derechos de las comunidades indígenas y no indígenas consiste en bajar la producción agrícola y aumentar los cultivos de especies vegetales no destinadas a los mercados donde se abastece la población para alimentarse. Se trata de ampliar la frontera agrícola, no para producir alimentos, sino materias primas para industrias que producen alcohol para mezclarlo con gasolina, con la finalidad de reducir el enorme gasto que implica exportar grandes cantidades de ese energético.
La referencia concreta de esa política se encuentra en una e estadística oficial que señala que en los últimos decenios las áreas de cultivo tradicionales de La Paz, Oruro y Beni se mantienen sin variación. Agrega que las áreas territoriales del oriente están aumentando de unas cien mil hectáreas a cerca de cuatro millones de hectáreas. Pero lo más notable es que, pese a esos datos, la producción de alimentos no sube porque los nuevos cultivos están destinados a otros fines pragmáticos.
La referencia concreta señala que hasta el año 2000, varios departamentos cultivaban cerca de 500 hectáreas, que abastecían los mercados de consumo. Desde entonces las áreas cultivadas subieron en el Oriente en más de 2 millones de Ha que, sin embargo, no tuvieron significación en el cultivo de alimentos para las ciudades. Y alrededor del 70 por ciento de esa producción no se destina a la exportación. También se informa que la cantidad de áreas cultivadas con caña y otros vegetales subirá aún más, para la elaboración de etanol y “enriquecer” la gasolina de importación. Es más, esa política agropecuaria ocasiona que aumente el mercado negro de alimentos para todo el país, incluyendo en departamentos orientales.
Lo más notorio es que el actual gobierno del MAS sigue aplicando esa política de no ampliar las superficies para cultivos de alimentos y que la población tenga seguridad alimentaria. En todo caso, lo que se subraya es que esa política agraria está señalada en la actual Constitución Política y mientras ésta no sea reformada o sustituida, la producción de alimentos en áreas tradicionales seguirá disminuyendo y aumentará la explotación de grandes zonas orientales, pero no para producir alimentos, sino caña y otros productos para mezclar etanol con gasolina y algunas exportaciones.

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