sábado, mayo 18, 2024
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K´aras traidores

Hace un par de semanas, el vicepresidente del Movimiento Al Socialismo (MAS), en una declaración contra el presidente Arce Catacora, lo calificó de traidor, y siguiendo el discurso racista de David Choquehuana, dijo que: “los k´aras son traidores”. Una semana después, la señora Teresa Morales, colaboradora del ex presidente Evo Morales, ratificó esta crítica con la frase: “Luis nos ha traicionado y parece que la corrupción le ha tomado la moral”.
El régimen populista que nos gobierna hace más de tres lustros, en su política de dividir a los bolivianos, entre k´aras y tharas, es decir entre indígenas y los que no lo son (mestizos), aunque por el sincretismo cultural, todos bebemos de la cultura hispana-europea y la de los pueblos indígenas, pues el supuesto indígena dirigente del MAS tiene apellido hispano “García” y el nombre de Choquehuanca es bíblico-judío y su segundo apellido Céspedes, hispano.
Lo cierto es que el afán populista de dividir y confrontar a la sociedad boliviana, se ha centrado en esa retórica racista, que proclama que los indígenas son superiores y son la “reserva moral de la humanidad”, como lo dijo Evo Morales Aima que, en ausencia de conocimientos de doctrina política, esgrime él y sus seguidores, posturas racistas que, según leyes emitidas por el mismo régimen, son consideradas delito.
Ya antes el exvicepresidente García Linera, que se autoidentificó como indígena, en consonancia con el discurso étnico, dijo que los k´aras no volverán al poder, para algunos años después huir con lágrimas en los ojos, junto a Evo Morales a México, amparado en el presidente populista de ese país, Manuel López Obrador.
Esto de exaltar a un grupo humano sobre otros en un mismo territorio, es un grave atentado a la unidad nacional, la seguridad y defensa de un país, en este caso el nuestro, ya que el racismo ha sido superado históricamente en el mundo, después de la Segunda Guerra Mundial, no obstante que todavía quedan resabios de esta conducta lamentable. El racismo descansa en la idea que unos grupos sociales, son superiores a otros, considerados inferiores, lo que ha llevado y lleva a confrontaciones absurdas, pues con la “globalización cultural” y las tecnologías de información y comunicación “Tics”, el mundo se ha uniformado en buena medida y las particularidades de los grupos sociales, son solo objeto de curiosidad turística.
La historia de nuestro país, en la parte correspondiente a las luchas independentistas, nos enseña que luego del levantamiento de Tomás Catari en Macha-Potosí, y encabezar uno de los primeros levantamientos indígenas en el Alto Perú, fue apresado, juzgado y ejecutado, pero sus hermanos Dámaso y Nicolás tomaron el mando del levantamiento, que se expandió por los distritos de Charcas, Cochabamba, Oruro y la Paz.
La Real Audiencia de Charcas ofreció 2 mil pesos por la entrega de cada uno de los hermanos Catari. Dámaso fue entregado por los indígenas de Pocoata, y Nicolás por los indígenas de Aullagas. Una vez pagada la recompensa, a cada miembro de esas comunidades, le tocó apenas unos centavos.
En 1781 la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, fue cercada durante tres meses y medio, por miles de indígenas que se levantaron al comando de Julián Apaza sacristán de la Iglesia de Ayo Ayo, que tomó el nombre de Túpac Catari, éste fue derrotado por siete mil hombres enviados por el Virrey de Lima y se escondió en el campo, pero fue delatado por unos indígenas y apresado en Chinchaya y luego de enjuiciado, fue descuartizado en Peñas.
Traidores y vendidos, hay en todas las clases sociales y grupos étnicos, pero aun en las que padecen de pobreza material y espiritual, en especial por ausencia de una sólida formación en valores, y lo vimos en todo tiempo, aun en el actual, donde el transfugio político partidario, el sometimiento al poder y sus canonjías, como sucede con jueces y fiscales en nuestro país (salvada alguna excepción que debe haber), es la causa del deterioro moral, que nos agobia.
El gran Nicolás Maquivelo, refundador de la Ciencia Política, en su obra “El Príncipe”, le dice a éste en su relato sobre el ejercicio del poder, que: “Los fundamentos de la conducta humana son las codicia y ambición y que los seres humanos son malos por naturaleza, inconscientes, hipócritas y desleales…”, debemos agregar sin importar su estatus social y menos su condición étnica.
Entre los indígenas y no indígenas, hay traidores y leales, honrados y corruptos y calificar a todos de una misma forma, es producto de la intolerancia, estulticia y racismo inaceptable.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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