sábado, mayo 18, 2024
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Bienestar y salud mental en educación

María Elizabeth Mostacedo Herbas

Parte I

En nuestro diario vivir, pocos periodos han sido más demandantes para la salud física y emocional global que la reciente crisis sanitaria. La conversación ha gravitado hacia la creación de nuevos mecanismos que mitiguen los efectos de la pandemia sobre alumnado y profesorado. El aprendizaje activo, la socialización, así como los recursos de monitoreo y atención para miembros de comunidades universitarias ha sido un factor importante para sobrellevar el peso psicológico de la pandemia. Nuevos protocolos para atacar los aspectos mentales de encierro.
Tomemos en cuenta que la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender, trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que sustenta nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico.
La salud mental es más que la mera ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona experimenta de una manera diferente, con diversos grados de dificultad, angustia, resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes.
Las afecciones de salud mental comprenden trastornos mentales y discapacidades psicosociales, así como otros estados mentales asociados a un alto grado de angustia, discapacidad funcional o riesgo de conducta autolesiva. Las personas que las padecen son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, aunque no siempre es necesariamente así.
A lo largo de nuestra vida, múltiples determinantes individuales, sociales y estructurales pueden combinarse para proteger o socavar nuestra salud mental y cambiar nuestra situación respecto a la salud mental a través de nuestro cotidiano vivir.
Los factores que condicionan nuestra salud mental: psicológicos y biológicos individuales, como las habilidades emocionales, el abuso de sustancias y la genética, pueden hacer que las personas sean más vulnerables a las afecciones de salud mental.
La exposición a circunstancias sociales, económicas, geopolíticas, políticas y ambientales desfavorables, como la pobreza, la violencia, la desigualdad y la degradación del medio ambiente, también aumenta el riesgo de sufrir afecciones de salud mental, por el estrés que van provocando todos estos aspectos.
Los riesgos pueden manifestarse en todas las etapas de la vida, pero lo que ocurre durante los períodos sensibles del desarrollo, especialmente en la primera infancia, son particularmente perjudiciales. Ejemplo: se sabe que la crianza severa y los castigos físicos perjudican la salud infantil y que el acoso escolar es un importante factor de riesgo de las afecciones de salud mental.

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