domingo, mayo 26, 2024
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Amenazas al país: baja de precios y corrupción

La espada de Damocles de la caída de los precios de las materias primas y la corrupción amenazan en este nuevo año la estabilidad económica y social del pueblo y Gobierno boliviano. El peligro es tradicional, desde el momento en que el país cayó en la condición colonia-feudal, por medidas aplicadas por gobiernos reaccionarios disfrazados de “liberales” o de “izquierda”, desde principios del siglo antepasado.
Esos dos peligros apuntan especialmente al plan de reactivación de la economía que anunció el Gobierno, como tabla de salvación para evitar una crisis que ponga fin a sus buenas intenciones.
Durante los catorce años del Gobierno de Evo Morales, el país gozó de la subida increíble de los precios de nuestras materias primas de exportación, en especial gas. Pero, de pronto, se derrumbaron, dejando como recuerdo el boom de prosperidad, resultado final criticado acerbamente, por no haberse aprovechado las condiciones favorables para enfrentar el futuro y así dejar de depender de esas cotizaciones impuestas por el mundo económico contemporáneo.
Se recuerda, al respecto, que desde principio de siglo el precio del petróleo (paralelo al del gas), subió de 20 a 150 dólares el barril, mientras, por otro lado, el precio del estaño subió de cinco a 15 dólares la libra fina, hechos jamás registrados en casi 200 años de vida republicana.
Esa alza de las cotizaciones, providencial para el país, dio lugar al conocido tiempo de las “vacas gordas” y que, al llegar a su fin, determinó la llegada de la época de las “vacas flacas” que se vive hasta el presente.
Pero a ese daño por el derrumbe de los precios de energéticos y minerales –del cual el país no se puede recuperar, debido a su condición de colonia feudal– se sumó otro no menos angustiante. En efecto, la posibilidad de prosperidad fue afectada por la corrupción y así, en vez de que los ingresos económicos de la época de las altas cotizaciones beneficien al país, resultaron otra nueva causa para su dependencia y pobreza sostenidas.
En la actualidad, esos dos grandes problemas (sin citar otros) pesan sobre la realidad de Bolivia y, en particular, sobre el plan de reactivación de su economía y, lo que es más grave aún, no pueden ser anulados solo con buenas intenciones.

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