Hoy existe una profunda crisis de representatividad en todas las instituciones del Estado Plurinacional de Bolivia y un bajo interés político de fondo. Arce destituye a la vocal Dina Chuquimia del Tribunal Supremo Electoral (TSE), quien era su representante en ese Órgano del Estado, lo que implica que hubo falta de confianza y de lealtades. En lugar de Chuquimia asume Gustavo Antonio Ávila, implicado en la crisis electoral del 2019. Esto implica un cambio de estrategia rumbo a las elecciones generales del 2025. Arce controla el Órgano Electoral Plurinacional (OEP); con este cambio el Gobierno nos da un mensaje directo, de que las futuras elecciones no serán transparentes y la Democracia está en peligro con un “árbitro bombero” y mal intencionado.
La lucha por el poder en el interior del partido en función de gobierno, prevalece sobre los grandes problemas nacionales. La pelea entre masistas, es más importante que la gestión pública, a su vez la sociedad civil organizada se encuentra fragmentada, dividida, dado que prevalecen las demandas diversificadas, sectorizadas, con una COB totalmente desubicada, con una dirigencia sindical totalmente vendida al poder político de turno y en contra de los intereses de la clase trabajadora del país. Por el contrario, esos dirigentes sindicales se han convertido en defensores a sueldo del régimen dictatorial que gobierna Bolivia.
Frente a esto las instituciones totalmente desprestigiadas, los actores políticos confundidos por la pelea interna del MAS, están más preocupados desgastando la energía y recursos en ver cuál es el desenlace de esta película partidaria. No pueden ofrecer un “Proyecto de país” diferente a lo ya existente, no pueden capitalizar la insatisfacción del país con el MAS, ni el gobierno ni la oposición pueden satisfacer las numerosas demandas de los diferentes sectores de la población boliviana. Todos se sienten presidenciables, pero nadie reúne las condiciones para ser el “Hombre de Estado” que se necesita en estos tiempos difíciles que está viviendo el país y el mundo.
Se vienen meses decisivos y hasta complicados para el futuro del país, hasta el 5 de mayo se debe definir esta película del MAS, que a todos tiene tan entretenidos y desorientados. Le están siguiendo el juego al MAS, la oposición, los comités cívicos, las plataformas ciudadanas, periodistas, todos ellos están pendientes de cuál será este desenlace. Esta película tiene mucha dosis de tragedia, comedia y ficción. Todo indica que será un final de película, como nos lo han presentado, sin darnos cuenta que todos hemos caído en la trampa. Su objetivo es ganar tiempo y lograr dividir a la oposición, casi inexistente políticamente en el país.
La política en Bolivia, por culpa del MAS y los partidos políticos tradicionales, perdió sus principios, dejó sus valores y perdió el camino. Se ha eliminado la esencia a favor de la forma y con las leyes vigentes en materia política, se está debilitando cada día más la Democracia y se está fortaleciendo más la Dictadura. Incluso hoy los fundamentos de la política regional representativa en Bolivia están huecos, carcomidos, degradados y muertos. Porque ningún grupo político parece ser el portador de los intereses regionales. La política local está en decadencia y lo peor de todo es que no hay grandes aportes ideológicos sobre lo que queremos como Bolivia.
Seguramente en los próximos meses, nos impondrán candidaturas que ni siquiera conocemos ni queremos. Los actores políticos siguen encerrados en los moldes del pasado. La lista de candidaturas de oposición será interminable, claro, eso le conviene al oficialismo. Pero los candidatos de “izquierda” o “derecha” no representan los intereses del pueblo boliviano. Es decir, nada por aquí en el “oficialismo”, nada por allá en la “oposición”. Porque el sistema político boliviano esta maleado, viciado y podrido. El problema es que en Bolivia hay imposición, no libertad de elección. La candidatura se impone, no nace de la libre elección de la gente.
“Las elecciones generales las ganarán quienes de manera tenebrosa ostentan el oscuro poder económico (narcotráfico) o controlen medios de comunicación (manipulación), pues éstos tienen la capacidad de imponer ideas confusas en la gente”.
La pelea interna del MAS, es el reflejo de la división que tenemos como Estado. Es el reflejo de la sociedad que tenemos. Como sociedad no nos ponemos de acuerdo, cada quien jala para su bando. Nos peleamos por las migajas que caen de la mesa del rey, olvidamos lo más importante, que es el interés nacional, que exige un cambio en el estilo de gobernar y en el discurso político nacional. El pensamiento político boliviano, las grandes ideas políticas sobre Bolivia han desaparecido. También carecen de representatividad los “grandes” actores políticos. Se vienen meses que definirán el rumbo de nuestro país.
Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.