Como es usual, antes de la celebración del Día del Trabajador, que es el 1 de mayo, la Central Obrera Boliviana presenta su pliego de peticiones, que incluye aumento salarial para los trabajadores públicos y privados. En ese “diálogo” entre la COB y el Gobierno, el sector laboral planteó el 7% de aumento al haber básico y el 8% al salario mínimo nacional. Mientras que el empresariado privado pidió no asumir posiciones radicales que dañen la estabilidad de las empresas.
Al parecer se solicita tales aumentos por simple tanteo y para regatear, sin un profundo análisis previo sobre la difícil situación económica actual. Por otra parte, la negociación es realizada entre la COB y el gobierno, sin la participación de representantes del empresariado privado. Se lo hace de esta manera, a pesar de recomendaciones en sentido de que es conveniente llegar a acuerdos tripartitos. Al parecer, prima la relación entre sindicalistas afines al régimen de turno y autoridades nacionales, por lo que se prevé que tampoco en esta oportunidad serán tomados en cuenta los problemas económicos que agobian a las empresas nacionales que todavía quedan en el país y que luchan para mantenerse a flote, enfrentando el hostigamiento tributario, la falta de apoyo a la industria nacional y la competencia desleal del contrabando.
Tampoco se considera que un aumento desproporcionado, afectará a los mismos trabajadores, pues habrá reducción de personal y mayor desempleo. Por el contrario, el mayor beneficiado será el sector público, que está lleno de militantes del MAS, sin que se pueda asegurar que todos ellos han llegado a ocupar cargos por méritos académicos o técnicos, sino solo por favoritismo político.
No permitir la participación de los privados en la negociación salarial es perjudicar a un sector económico que es muy importante por ser fuente de empleos y atraer capitales nacionales y externos. Además, solo con una tarea conjunta entre sectores públicos y privados será posible realmente lograr reactivación económica, particularmente cuando las reservas de gas, principal fuente de ingresos nacionales, se agotan.
Finalmente, desde la ascensión del MAS al poder, en el año 2006, los dirigentes principales de la COB, que permanecen atornillados a sus cargos por muchos años, han adoptado posturas a favor del gobierno de turno, y solo aparentan velar por los derechos de los trabajadores al hacer este tipo de demandas. Pero no escuchan las demandas se sectores sociales para una renovación dirigencial y una reorganización interna, según últimos cambios en el campo laboral, pues algunos sectores afiliados casi han desaparecido y otros más bien parecen de índole empresarial.
Tampoco el “organismo matriz” de los trabajadores –cuyos dirigentes son afectos a recibir prebendas del gobierno–, muestra preocupación por las protestas en las calles de universitarios y maestros urbanos que se oponen a la jubilación forzosa a los 65 años, para la cual se ha establecido una cuestionable “evaluación física y mental” para quien desee seguir trabajando a esa edad. Lo peor es que esta medida sanitaria no se aplica a políticos, lo que implica una abominable discriminación.
Como se observa, la conducta de la entidad que dice representar a los trabajadores deja mucho que desear.