lunes, mayo 6, 2024
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Un libro que detalla el rol crucial de los biocombustibles en la transición energética

José Tadeu Arantes 

Escrito por Luis Augusto Barbosa Barbosa Cortez y Frank Rosillo-Calle, dos expertos del sector, en él se investiga la experiencia brasileña y se señalan las lecciones que ésta puede ofrecer a otros países en el marco de la crisis climática.

 

Brasil es un país dotado de abundantes recursos naturales. Posee la matriz energética más diversificada, y puede desempeñar un papel decisivo en la transición energética en curso en el planeta, de las fuentes fósiles a las fuentes renovables y ambientalmente sostenibles. En esta ecuación, los biocombustibles constituyen una variable de máxima importancia. Ya sea por el agregado de un 27,5 % de etanol a la gasolina o por la utilización directa de etanol hidratado en los vehículos denominados flex, el alcohol de caña de azúcar suma más del 40 % del combustible que se emplea en los motores de ciclo Otto en el país (el tipo más común en los automóviles, que funciona en los denominados cuatro tiempos: admisión, compresión, combustión y escape). Asimismo, el porcentaje de biodiesel en el combustible utilizado en los motores de ciclo diésel (con la combustión causada por la compresión de la mezcla de aire y combustible) se incrementó de un 10 % a un 12 % en abril de este año. Y seguirá aumentando gradualmente hasta llegar al 15 % en el año 2026.

Todo esto posee una historia, con desafíos, errores y aciertos. Y una acumulación de conocimiento que puede beneficiar a otros países. Un ejemplo de ello es la India, el segundo productor mundial de caña de azúcar después de Brasil que, en la estela del proceso brasileño, ha puesto en marcha este año un programa de agregado de un 20 % de etanol a la gasolina y está empezando también a fabricar vehículos flex.

En este marco, un libro escrito por dos experimentados investigadores y publicado con el apoyo de la FAPESP llega con un importante aporte tanto para los profesionales del área como para los lectores preocupados con el futuro del planeta, ante un panorama de crisis climática. Se trata de The future role of biofuels in the new energy transition (Blucher, 2023), de Luís Augusto Barbosa Cortez y Frank Rosillo-Calle.

Exprofesor de la Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Campinas (Unicamp) y actual investigador sénior del Núcleo Interdisciplinario de Planificación Energética (Nipe-Unicamp), Barbosa Cortez es un referente en el campo de los biocombustibles. Su libro Sustainability and Productivity, publicado en 2010, fue contemplado con el premio Jabuti en Brasil. Rosillo-Calle, nacido en España, es investigador honorario sénior del Imperial College London, en el Reino Unido, con participación en diversos proyectos internacionales de investigación y actividades académicas en universidades de Brasil, España, el Reino Unido y Tailandia.

“La situación de Brasil en el sector energético es sumamente favorable. Nuestros vehículos flex de por sí emiten menos que los coches eléctricos europeos. Y en esta coyuntura de crisis, también existe una oportunidad, que es la de transformar el limón en limonada, es decir, la deforestación en agricultura sostenible”, le dice Barbosa Cortez a Agencia FAPESP.

El científico argumenta que, al contrario que otros países pobres en recursos naturales, el obstáculo en el caso brasileño no es la falta de espacio, o de recursos hídricos o de áreas soleadas, sino las mentalidades y los intereses económicos y políticos aún prisioneros de un pasado insostenible. Y recuerda que el bioetanol se expandió en Brasil prácticamente sin deforestar ni ocupar el lugar de la producción de alimentos, solamente reutilizando áreas de pasturas degradadas. “Menos del 5 % del área destinada a la agricultura en Brasil está ocupado por las plantaciones de caña de azúcar para la producción de biocombustible. Esto representa menos del 0,5 % del área del país. No obstante, existen actualmente 150 centrales productoras de bioetanol en el estado de Sao Paulo. La proporción es de una por cada dos ciudades”, comenta.

Y hace hincapié en que “es necesario repensar el uso del espacio con base en las pasturas degradadas”, al informar que la superficie ocupada por pasturas en el país es superior a 200 millones de hectáreas, casi la mitad del área total de la Amazonia Brasileña (alrededor de 420 millones de hectáreas, que ocupan más de la mitad del territorio nacional). A modo de comparación, la agricultura se extiende por 70 millones de hectáreas.

“La densidad animal en esta inmensa zona de pasturas es sumamente variable. Hay áreas con bajísima densidad. Brasil podría mantener su posición de primer productor mundial de carne bovina y transitar de la ganadería extensiva a la ganadería confinada liberando grandes extensiones de tierra para la agricultura sostenible, sin deforestar la Amazonia ni talar la vegetación del Cerrado, la sabana tropical nacional. Hay que convencer a los productores ganaderos de que el confinamiento es mejor. Y de que es mucho más ventajoso plantar caña de azúcar o maíz para producir biocombustibles que mantener ganado en las pasturas”, subraya Barbosa Cortez.

Estos datos han sido poco difundidos aún en Brasil. Y menos todavía en Europa. Incluso en un país altamente comprometido con la agenda ambiental como Alemania, existe un prejuicio con relación a los biocombustibles brasileños basado en la idea de que la caña de azúcar le roba espacio a la Selva Amazónica. “La desinformación es enorme. Tenemos la expectativa de que con nuestro libro podamos entre otras cosas mostrarle a la gente los beneficios que brindan los biocombustibles”, puntualiza Barbosa Cortez.

Para el investigador, uno de los obstáculos para lograr una expansión aún mayor del uso de los biocombustibles en el país es la política que vincula el precio del etanol al precio de la gasolina, cuando no existe ninguna razón objetiva para ello. Puede erigirse como una tarea difícil convencer a los consumidores poco informados acerca de las virtudes ambientales del etanol. Pero el precio del producto en el surtidor es un argumento que cualquiera entiende.

El investigador estima que los coches eléctricos entrarán efectivamente en el país. Con todo, durante un tiempo relativamente largo, esta solución se restringirá a las grandes ciudades. “El parque automotor brasileño suma 70 millones de automóviles. Y muchos vehículos relativamente viejos siguen circulando. Esto no es algo que pueda cambiarse de una hora a otra. Aparte, sería necesario alterar toda la logística de suministros”, sopesa Barbosa Cortez.

El referido libro contempla un vasto espectro de subtemas, y en él son investigadas especialmente las distintas opciones energéticas tendientes a disminuir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero y alcanzar una tasa líquida (emisiones menos absorciones) igual a cero a mediados de este siglo, una meta imperativa para evitar la catástrofe climática.

Con prólogo del profesor José Goldemberg, quien entre numerosas actuaciones fue presidente de la FAPESP entre 2015 y 2018, puede adquirirse el libro The future role of biofuels in the new energy transition en el sitio web de editorial Blucher. Y también se encuentra disponible en el formato de libro electrónico… (Agencia FAPESP).

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