lunes, mayo 6, 2024
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Diccionario de la Corrupción

Para hablar de corrupción primero conozcamos a los corruptos natos, a esas personas cuyo destino de vida es delinquir, y en este caso su delito preferido es la corrupción; su medio ambiente es la política y su campo de cultivo la burocracia. Son militantes destacados en proselitismo, promotores de campañas, enclavados en la dirigencia, que llegado el momento eligen los cargos de mayor recaudación, donde se instalan y cometen el delito de su natural inclinación.
La “Fundación para el Avance de la Estructura Gubernamental” es una ONG que trabaja para combatir la corrupción y mejorar la gobernanza en América Latina. Define la corrupción como “el uso de la función pública motivado por intereses privados en oposición al interés general”.
Es importante diferenciar los siguientes tres elementos, para entender mejor la corrupción: los objetivos, las prácticas y los medios. Los objetivos: aquellos que se involucran en la corrupción no siempre buscan beneficios económicos, su propósito es acumular poder, disfrutar de privilegios e inmunidad o, incluso, proteger sus propios derechos.
Las prácticas: para alcanzar los objetivos, las prácticas toman múltiples formas, desde un servidor público que exige sobornos para finalizar un trámite, hasta los funcionarios políticos avezados en clientelismo, que reparten cargos públicos a discreción.
Los medios: para cometer la corrupción se clasifican en dos categorías: la “opacidad”, que facilita la corrupción desestructurada, y la “dependencia”, que origina la corrupción estructurada. La corrupción desestructurada ocurre cuando el funcionario decide participar libremente en actos de corrupción, su interés es personal, la coerción está ausente. Su confabulación involucra a pocos agentes, ya que el peligro de ser descubierto crece exponencialmente a la par que el número de funcionarios envueltos. Si estos actos son descubiertos, rara vez gozan de protección.
En la corrupción estructurada, las jerarquías convierten a los agentes encargados de ejercer control (jueces, fiscales y contralores), cuya carrera y recursos está en manos del mandatario político, en serviles obligados a proteger intereses y los de la red, a fin de precautelar su propio bienestar.
El conocido periodista argentino Jorge Lanata en su libro “Óxido” afirma que la “corrupción está arraigada profundamente en el tejido social, convirtiéndose en una corrosión que ha oxidado las estructuras del Estado. Nuevas formas de corrupción buscan expandirse, mientras se amparan en la impunidad (…). La corrupción está a vista de todos y solamente una fracción de los casos conocidos llegan a la justicia, y de esos son una ínfima cantidad reciben alguna condena”.
La ONG ya nombrada, incluye en sus análisis un “diccionario de la corrupción” con acepciones que vamos a resumir.
El término “amor propio” se define como la valoración del propio bienestar y la felicidad propia, su guía esencial es el interés personal.
El concepto “coerción’ implica la práctica empleada por los involucrados que permite al presidente, o a otros agentes políticos, presionar a funcionarios públicos, amenazándolos con la pérdida de su cargo y beneficios que afectan su bienestar personal.
La ‘independencia” está para garantizar la justicia, pues la “dependencia” favorece la corrupción. La acepción “imparcial” requiere que el proceso no muestre favoritismo que socaba la imparcialidad, encubriendo a los miembros del grupo clientelista, dejando pasar por alto los castigos.
“ Lobbying” o “cabildeo” a veces se habla del lobbying como un acto de corrupción. Esto ocurre cuando se percibe que un grupo organizado, con poder económico (entidad o empresa) corrompe la ley para servir a sus propios intereses.
El “carácter”, comprende el conjunto de cualidades (Ej., valores y virtudes) propias de una persona que condicionan su conducta; la tentación creada por las circunstancias, incrementa el porcentaje de la corrupción.
El diccionario incluye otros conceptos, como gran corrupción, imperio de la ley, corrupción pequeña, clientelismo, trasparencia, conflicto de intereses.
La sociedad escandalizada pide despido y sanción. Sin embargo, desterrar la corrupción va más allá, es un cambio estructural desde las raíces mismas del Estado.

El autor es periodista.

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