martes, mayo 14, 2024
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La producción de Los Fabelman

“Algo sucedió cuando era chico, y eso se refleja en nuestra película, donde dejé de percibir a mi madre como tal y empecé a verla como una persona”, dice Spielberg. “Creo que todos los niños en un momento determinado de su vida, tienen esos momentos en los que se dan cuenta de algo: ‘Vaya, mis padres han sido personas todo este tiempo’. Yo tuve esa epifanía cuando tenía 16 años”.
La primera reacción de Kushner al testimonio de Spielberg fue: “Esto una locura”. Y su segunda, fue: “‘¡Steven, tienes que hacer una película de eso!’. Su respuesta fue: ‘Bueno, he pensado en ello desde hace tiempo’”.
Este momento de inactividad en la realización de Munich marcó la pauta para el desarrollo de Los Fabelman, que se llevó a cabo durante los descansos entre uno y otro de varios proyectos a lo largo de muchos años. Después de Munich, Spielberg y Kushner iniciaron el proceso de siete años para llevar a la pantalla su segunda colaboración: Lincoln. Pero también llenaron su tiempo libre con más conversaciones sobre los años de formación de Spielberg, ahora con la intención de acumular material para un posible guion. De estas sesiones surgió en realidad un tratamiento para una película diferente, extraída de acontecimientos posteriores a los reflejados en Los Fabelman. Sin embargo, lo dejaron de lado y se centraron en su tercera colaboración oficial: West Side Story. Otro período de inactividad les llevaría de vuelta al trabajo de escudriñar los primeros recuerdos de Spielberg para hacer una película.
Spielberg no suele dedicar largos períodos de ensayo a sus películas, pero durante la preproducción de West Side Story se dio cuenta de que sus actores necesitarían al menos dos meses para aprender las canciones y la coreografía. Asimismo, Kushner y Spielberg se sentían estresados mientras se esforzaban por llegar a un acuerdo y hacer las cosas bien en su versión de un clásico monumental del teatro y el cine estadounidenses. Entonces, mientras los actores afinaban sus voces y pasos, los dos amigos afinaban su relación trabajando en Los Fabelman. “Fue un momento realmente encantador para encontrar calma en la filmación de West Side Story y volver a conectar de una manera importante y más profunda”, señala Kushner.
Cuando concluyó la producción de West Side Story, Spielberg encontró una motivación más profunda y urgente para acelerar el desarrollo de Los Fabelman. Su padre, Arnold Spielberg, murió en agosto de 2020 tras meses de deterioro de su salud. (Su madre, Leah Adler, había fallecido cuatro años antes). Y luego estaba la pandemia. “No creo que en 2020 nadie supiera cómo iba a ser la vida incluso un año después”, expresa Spielberg. “A medida que las cosas empeoraban, sentí que si iba a renunciar a algo, ¿qué era lo que realmente precisaba resolver?”. Reunidos por Zoom, Spielberg compartió más recuerdos y Kushner tomó más notas. “Tony en cierta forma desempeñó la función de un terapeuta y yo fui su paciente”, dice Spielberg. “Hablé durante mucho tiempo, y Tony me alimentó y me ayudó a salir de esto”.
“Me sentí privilegiado de ser su confidente con todo lo que estaba desenterrando”, comenta Kushner. “Steven estaba de auténtico luto, y creo que ésta era una forma de procesar el dolor y la pérdida. Pensé: ‘Aunque no pase nada, esta es una experiencia increíble’”.
Pero algo terminó saliendo de ello: un tratamiento de 90 páginas, material suficiente, según Kushner, para seis películas. “Cada vez que le enseñaba una sección, me decía: ‘Oh, no te he contado cómo sucedió esto’, así que añadía más cosas», relata Kushner. “Eventualmente, le dije: ‘¡No puedes contarme más! ¡Ya no hay espacio!’”.
Tras esbozar el guion en septiembre de 2020, Kushner y Spielberg empezaron a escribir juntos el 2 de octubre con la colaboración de Final Draft, y trabajando cuatro horas al día, tres días a la semana. (Los otros créditos de Spielberg como guionista incluyen Close Encounters of the Third Kind y A.I.: Artificial Intelligence). Al convertir los hechos en fábula, se condensaron las líneas de tiempo, se cambiaron los detalles y se tomaron varias libertades. Spielberg nombró a los personajes que lo representarían a él (Sammy) y a su madre (Mitzi), padre (Burt) y hermanas (Reggie, Natalie, Lisa). Fue Kushner a quien se le ocurrió el apellido Fabelman. Reflexionando sobre la traducción al inglés del término Spielberg (“montaña de juego”) y su propia relación con el material, Kushner se aferró al término teatral fabel, que es un resumen de una obra escrito por un dramaturgo o director que hace hincapié en su interpretación del texto como medio para comprenderlo mejor.
Los Fabelman es indudablemente un retrato de Spielberg, el artista, cuando era joven, y un intento de recordar cuidadosamente a sus padres con gratitud por sus virtudes y perdón por sus debilidades, y la misma gracia humanista que marca a todas sus películas. Sin embargo, aunque cada escena se basa en algún acontecimiento de su infancia, “la película habla por mí y por Tony”, dice Spielberg. Entonces, su historia está impregnada de sus respectivos orígenes e intereses intelectuales y preocupaciones morales compartidas.
Los Fabelman capta una experiencia concreta y cotidiana de los judío-estadounidenses en las décadas de 1950 y 1960. “Parte de la razón por la que nos unimos de esa forma durante el rodaje de Munich fue que ambos tenemos un amor muy poderoso y profundo por ser judíos y por el judaísmo”, afirma Kushner. “Eso iba a ser parte de la historia —una historia sobre una familia judía. Los Fabelman son quienes son, y lo viven y lo hacen suyo con tanta facilidad y orgullo”.

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