sábado, abril 27, 2024
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Pensar, buscar sentido a la vida

No es extraño que en algún momento nos asalten preguntas sobre el sentido de la vida, acerca de nuestra condición de seres humanos y otras que son respondidas por pensadores que tratan de guiarnos para que analicemos lo que es realmente trascendente. Por ello, recopilamos dos notas breves sobre tales temas.

EL SENTIDO DE LA HUMANIDAD
La vida no tiene sentido, es cruel, necia y a pesar de todo maravillosa – no se burla de los hombres (que para eso hace falta tener espíritu), pero tampoco se ocupa de ellos más que de los gusanos. Que precisamente el hombre sea un capricho y un juego cruel de la naturaleza, es un error que imagina el hombre porque se considera muy importante. Tenemos que ver que, a nosotros, los hombres, la vida no nos resulta más difícil que para cualquier pájaro u hormiga, sino más fácil y más hermosa. Tenemos que aceptar la crueldad de la vida y la necesidad de la muerte, no con lamentos, sino saboreando esta desesperación. Sólo después de digerir toda la atrocidad o falta de sentido de la naturaleza podremos empezar a enfrentarnos a esta cruda falta de sentido y arrancarle un significado. Es lo máximo y lo único de que es capaz el hombre. Todo lo demás lo hacen mejor los animales. Para la mayoría de los hombres la falta de sentido de la vida es una desgracia tan nula como para los gusanos.
Pero precisamente los pocos a los que les hace sufrir y empiezan a buscar el sentido son los que constituyen el sentido de la humanidad. (Hermann Hesse, poeta, novelista y pintor alemán).
SER FILÓSOFO
Hacen bien, ¡qué diablos! La física sirve para muchas cosas, mientras que la filosofía no sirve para nada. Ya lo dijo, conste, un filósofo, el patrón de los filósofos, Aristóteles. Precisamente por eso soy yo filósofo: porque no sirve para nada serlo. La notoria inutilidad de la filosofía es acaso el síntoma más favorable para que veamos en ella el verdadero conocimiento. Una cosa que sirve es una cosa que sirve para otra, y en esa medida es servil. La filosofía, que es la vida auténtica, la vida poseyéndose a sí misma, no es útil para nada ajeno a ella misma. En ella, el hombre es solo siervo de sí mismo, lo cual quiere decir que solo en ella el hombre es señor de sí mismo. Mas, por supuesto, la cosa no tiene importancia. Queda usted en entera libertad de elegir entre estas dos cosas: o ser filósofo o ser sonámbulo. (José Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español).

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