sábado, abril 27, 2024
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Tanto cuanto se tenga mucho amor y unidad, habrá desarrollo y progreso

Los reclamos y clamores de muchas generaciones del país exigen, desde hace muchas décadas, que los bolivianos tengamos entendimientos suficientes para comprender que, mientras no se ame realmente, se tenga conciencia de país y haya el propósito de servirlo, será difícil tener capacidad para avanzar exitosamente. Son dos condiciones urgentes para alcanzar medios y modos de conseguir lo que vanamente tratamos de lograr y nos quedamos en meras intenciones porque lo que hacemos es insuficiente, débil y circunstancial sujeto a las exigencias del momento que se vive; lo cierto es que no le damos fuerza a nuestra capacidad para comprender que todo lo que se haga para cumplir encomiendas, demandas y exigencias nacionales es preciso adquirir y plasmar en obras y realidades lo sentido y concebido; es urgente que precisemos hasta qué punto han forzado sus sentimientos de amor y entrega y su capacidad para la unidad de los países que han alcanzado condiciones de vida que les ha permitido llegar a un desarrollo para luego –en el tiempo más preciso– alcanzar los umbrales del progreso. Equivocamos los caminos para sopesar nuestra capacidad para tener un espíritu de entrega en aras de la unidad nacional y sólo usamos esa virtud como simple enunciado sin sentimiento alguno y sin el propósito honesto y sincero de hacer realidad que nuestro amor sea capaz de conseguir lo que simples propósitos y sanas intenciones no pueden alcanzar.
Estancarse en montón de intenciones, propósitos, planes, ideas y rosarios de idealismos e ideologías plenas de grandezas no le hacen bien al país; al contrario, lo frustran y posponen, lo sumen en “promesas y palabreríos que sirven para decir: después, cuando haya posibilidad, etc., etc.”, frases que adornan nuestra dejadez, flojera y carencia de responsabilidad. Así, con simples disimulos, apenas llegamos al hueco de nuestras narices.
Es urgente comprender que el desarrollo es resultado del amor; es decir, de cuánto se ame y quiera realizarse conforme a experiencias logradas con miras al bien común o sea de la colectividad que, luego, será la autora de un crecimiento armónico capaz de alcanzar con tenacidad, constancia, profesionalismo, disciplina y trabajo los frutos que significan progreso y felicidad. Tiene mucha importancia que los gobernantes, conjuntamente las instituciones, la comunidad y el pueblo en su generalidad tengan conocimiento y conciencia de que es urgente el desarrollo y, luego, aspirar al progreso para llegar a un crecimiento armónico y sostenido de nuestra economía. Son pasos importantes que se deben dar y descuidar a uno de ellos es frustrante, perjudicial, causa retrocesos y por el cúmulo de conductas negativas se retoman los caminos del atraso y retroceso a estados que ya se habían abandonado. En términos absolutos, cada habitante del país puede convertirse en impulsor del desarrollo y siguiendo ese camino, llegar al progreso para, finalmente, alcanzar el crecimiento de la economía nacional.

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