domingo, mayo 5, 2024
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Oscuros albores de una guerra mundial

Uno de los hechos más injustificados de estos tiempos es, sin duda, la brutal invasión de Rusia al territorio ucraniano, invasión que se interpreta a sí misma como un genocidio premeditado y de singular saña. Vladimir Putin busca escarmentar al país invadido, por lo que ve como una desobediencia, al haberse liberado de su tutela con Volodímir Zelenski a la cabeza, acabando con la tiranía de un Gobierno títere que se le impuso.
Su arma de genocidio es la devastación física que aplica demencialmente contra las ciudades de un país soberano y digno, como lo viene demostrando. La destrucción no hace diferencia entre edificaciones de vivienda, servicios básicos y edificios públicos con su desmantelamiento total, que no está lejos. La población que, si no es víctima de las armas, lo será por la desaparición de los medios y formas de subsistencia mínimos de techo, alimentación y salud.
Si el valor y la entereza pudieran mantener a salvo a alguna población, el plan ruso es aniquilar el orgullo cívico de Ucrania, junto al objetivo de que nunca más levante cabeza. Este panorama se hace más crítico por lo que unos cinco millones de ucranianos han huido de tanto terror. Sobre esa base tan siniestra, una de las finalidades que busca el Kremlin es el asesinato de todos los niveles de la arquitectura del gobierno de Ucrania. Georgia, Chechenia y demás exrepúblicas independientes después de la liquidación de la URSS, han sido nuevamente sometidas al manejo de Gobiernos subordinados y títeres.
El aliado ruso por excelencia es el uso indiscriminado de fatídicos misiles, habiendo llegado al extremo de atacar con ese proyectil la estación Kramatorsk, asesinando a por lo menos 50 personas y cinco niños. Putin se comprometió a no atacar las estaciones de embarque, pero lo hizo. En el hospital se atiende a los heridos, pero muchos están en peligro de muerte. En Bucha fusilaron a la población civil, dejando cientos de muertos en las calles, en un espectáculo horrendo, luego desocuparon Bucha. Otra ciudad castigada fieramente es Mariúpol y tantas otras.
Con el sangriento inicio de sus acciones bélicas, la Federación Rusa pretende una seria advertencia a la OTAN, sacando a relucir su poderío. Aunque este organismo de la Unión Europea no abrigaba propósitos de expansión hacia los satélites del Kremlin, Putin esgrime ese pretexto y dice que Ucrania es una cabecera de puente. Las medidas económicas y financieras tomadas por la Unión Europea y Estados Unidos contra Rusia parecieran plantear, junto al belicismo ruso, los albores de una Tercera Guerra Mundial. Este síndrome trae aparejado una catástrofe nuclear sin precedentes, preocupando al mundo entero porque sería portadora de un futuro dudoso de sobrevivencia de la especie humana.

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