sábado, abril 27, 2024
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Lemeteyer, pintor del plafón del Teatro Municipal

De todos los pintores extranjeros que llegaron a la ciudad de La Paz a mediados del Siglo XIX, el más importante sin duda fue el artista Federico Lemeteyer. Contratado por el representante diplomático boliviano en Europa, Antonio Acosta, el pintor francés arribó a nuestra ciudad a la edad de 31 años en junio de 1845, junto a sus compatriotas: “Pedorino y Lemarson Marbrier, marmolistas; Lemarson Germain, estractor; Nielbarbier, pulidor; Blanchetan, escultor”. Sobre ello la prensa de la época detalló: “…las artes van á recibir un nuevo impulso, y nuestro rico mármol, (que tal lo clasifican estos inteligentes artesanos) será pulido con el último gusto y perfección del arte-deseamos sinceramente que estos estrangeros ilustrados correspondan con la perseverancia y esfuerzos á los votos de un pueblo que espera de ellos señalados servicios”.
De esta manera, el joven artista en su calidad de pintor de decoraciones de teatro y maquinista inició en septiembre del citado año, con los decorados y pinturas de los palcos y plafón del Coliseo, aunque a un comienzo pasó dificultades: “…sin embargo, nos dispensaremos, hacer una apuntación que creemos oportuna- Hemos oído quejarse al pintor de las decoraciones (que no habla jota de español) de la poca atención que se da á sus exijencias- que se le hace carecer por días enteros de una porción de objetos subalternos pero indispensables, como carbón, leña y brazos ausiliares, todo lo que él no puede proporcionarse por sí mismo, puesto que ni se explica en español, ni mucho menos en aimara…”.
La escritura de obligación custodiada en el Archivo Histórico Municipal ‘José Rosendo Gutiérrez’ (AHMJRG), establece que Lemeteyer: “… (debió) pintar todas las decoraciones de que tuviese necesidad el Coliceo Dragmatico la conservación de él; para cuyo trabajo se le auciliará con los bastidores de madera, pinturas, papel, tela, cola, clabasones, leña y los obreros que se necesitase siendo de su cuenta poner los demás útiles del trabajo. Segunda se le considerara director de la tramoya maquinaria del Teatro lo mismo que los juegos artificiales que ocurriesen siendo de su deber dar todos los planos de la tramoya maquinaria. Tercera que en pago de los servicios indicados el Gobierno le asigna sobre los fondos del mismo Coliseo y por solo el tiempo de esta contrata mil doscientos pesos pagaderos por duodécimas partes…”. También trabajó en el manejo de la iluminación de la araña, es decir, el alumbrado.
Decorado con alegorías a la música y el teatro, el plafón hecho por nuestro biografiado que aún se conserva; se encuentra acompañado por medallones, donde se hallan retratados los grandes maestros como Shakespeare, Wagner y Cervantes, entre otros.
En marzo de 1848, en un anuncio publicado en el periódico ‘El Grito de la Libertad’, se informó la conclusión de su contrato y divulga los servicios que ofrecía Lemeteyer: “tiene el honor de avisar á sus amigos y al público en jeneral, que habiendo concluido el contrato que tenía con el gobierno, para decorar el teatro, se halla ahora desocupado para trabajar en las casas particulares; las personas que deseen ocuparlo, pueden ocurrir á su casa donde lo encontrarán pronto á servirles. Vive en la casa del Señor D. Peñaloza, donde pondrán verlo”.
Lamentablemente, un año después el gobierno del Gral. Manuel Isidoro Belzu, decidió expulsar sin previo aviso a numerosos extranjeros seguidores de Ballivián, entre ellos, los artistas franceses.

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