domingo, mayo 5, 2024
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¿Tendremos magistrados electos con chanchullo?

Hace alrededor de un año se puso en la orden del día de las cuestiones nacionales, la elección por voto popular de los magistrados que formarán parte de organismos judiciales encargados de resolver litigios y demandas de la población. Sin embargo, ese intento solo sirvió para enredar el asunto, ya que, en vez de ser desenmarañado, ha sido embrollado con nuevos problemas.
La causa principal que produjo múltiples efectos, fue la disposición de origen constitucional según la cual los magistrados deben ser elegidos por voto popular, sistema obsoleto que ya en dos anteriores oportunidades derivó en fracasos, a tal extremo que los jerarcas del Órgano Ejecutivo declararon que “la justicia está podrida” e hicieron conocer otras definiciones parecidas.
En esta ocasión, la elección de magistrados por voto popular no pudo ser llevada adelante oportunamente, llegándose al extremo de que la elección de los supremos no pudo realizarse en el tiempo establecido y el embrollo continuó complicándose con nuevas dificultades. Por ello, después de un año, el tema sigue poco menos que paralizado y se afirma que las elecciones judiciales no se realizarán de acuerdo con lo dispuesto por la Constitución Política del Estado.
Para llegar a esa situación, que parece un callejón sin salida, autoridades ejecutivas, después de meses de espera decretaron que, finalmente, se realice la elección judicial. Pero la decisión difícilmente pudo avanzar y acabó estrellándose con un muro de cemento armado. Ahora quedan pendientes asuntos como la prórroga de los magistrados y proyectos de ley pendientes de solución. También el Órgano Legislativo ha dado algunos pasos para preseleccionar a los futuros supremos, mediante las comisiones encargadas de revisar los méritos de los candidatos y decir quiénes serán sometidos, finalmente, a la votación popular.
Sin embargo, en semejante camino de espinas y abrojos, ahora en la etapa en la que rindan exámenes los candidatos a magistrados surgen dificultades, pues los tribunales calificadores al parecer no están a la altura de los postulantes. Aún más, las doscientas preguntas para los exámenes orales han sido “filtradas” y ya son conocidas, por lo cual el chanchullo está a la orden del día y los futuros magistrados podrán ser cuestionados desde el comienzo de sus gestiones.
Ese procedimiento de preselección de candidatos hace ver, finalmente, que diputados y senadores son los favorecidos para elegir en nombre del pueblo, a quienes podrían ser nuevos magistrados. En esa forma, el sagrado privilegio de los votantes para elegir a candidatos depende de la preselección a cargo de asambleístas nacionales y así, los elegidos por otros ocuparían tan importantes funciones, por lo que las elecciones judiciales no implicarán el cambio radical que esperan millones de litigantes.

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