Sam Taylor-Johnson y Matt Greenhalgh primero se reunieron en Los Ángeles para discutir el guion de Back to Black. “Trabajamos sobre aquello que pensamos que era interesante de su vida”, explica Greenhalgh. “Fui muy categórico en que todo sería desde el punto de vista de Amy”. La investigación se realizó a través de las numerosas entrevistas que Amy concedió a la prensa y de las letras de sus canciones, en lugar de a partir de artículos y libros escritos sobre ella, sin su colaboración. “Esto era desde el punto de vista de Amy, así que si Amy lo había dicho, eso es todo lo que necesitaba saber”, expresa Greenhalgh, quien usó las propias palabras de Amy como trampolín para escribir sus diálogos. Una vez más, destacar el talento y el carisma de Amy fue primordial. “Realmente queríamos asegurarnos de que se celebrara su vida y no se quedara atrapada en lo obvio; drogas, alcohol, toxicidad, problemas con los padres –las cosas con las que la prensa la hundió. Su voz, talento, actitud y honestidad estuvieron en primer plano”.
Greenhalgh se centró en el triángulo formado por Amy, Blake y su familia. Una vez más, la decisión de destacar lo que Amy veía en Blake fue vital. “Para nosotros era importante mostrar que había un amor genuino, aunque a veces estuviera sumido en toxicidad –pero ella lo amaba y él a ella”, dice Greenhalgh. “Habría sido fácil pintarlo como el villano de la obra, pero creo que había otra historia que contar”.
Era importante ahondar en la verdad emocional de la historia de Amy –y comprender cómo se sentía en distintos momentos de su vida, aunque fuera imposible saber lo que se dijo en realidad. “La persona nunca es real, siempre es la versión cinematográfica”, dice Greenhalgh. “Lo único que puedes hacer en situaciones como esta, al igual que con John Lennon, es sacar la verdad emocional desde cómo la ves, y luego partir de allí”. Taylor-Johnson y Greenhalgh también querían destacar una historia menos contada –la de la estrecha relación de Amy con su abuela Cynthia, y cuán profundamente afectó a Amy su muerte. “Creo que fue entonces cuando todo empezó a ir mal y la vida se desbarrancó. Para nosotros era importante hacer que esa relación fuera lo más profunda y significativa posible”.
El guion terminado inmediatamente conectó con Alison Owen y el productor ejecutivo de STUDIOCANAL, Joe Naftalin. “Sentimos una confianza innata en Matt y Sam. Cuando nos entregaron el primer borrador nos sentimos muy recompensados por esa confianza”, dice Owen. “Joe y yo nos comunicamos en cuanto lo leímos y ambos dijimos que era el mejor guion que jamás habíamos leído; nos cautivó por completo. Era una auténtica obra de arte y esplendor”.
Marisa Abela –quien interpreta a Amy– quedó impresionada por el guion y por volver a situar a Amy en su propia narrativa. “Pone a Amy de vuelta en el asiento del conductor de su vida, no se trata de cómo se sentían los demás a su alrededor sobre quién era ella o por qué sucedió esto o aquello; se trata de que Amy tomara el control”, dice Abela. “En lugar de señalar con el dedo, es una historia contada con la misma vivacidad con la que Amy vivió su vida –se inclina hacia cuán audazmente vivió”.
Eddie Marsan (Mitch) estaba igual de impresionado por la nueva visión de la historia de Amy y la representación de su padre. “El hecho de que no haya villanos en la obra –el único villano es la adicción– me hizo querer hacerla. Yo no interpreto villanos; sólo a seres humanos”, expresa Marsan. “Sam tuvo tanta compasión por Amy. No se trataba de un relato sensacionalista o una historia gratuita. Cuando leí por primera vez el guion de Matt me hizo llorar, y cuando hablé con Sam me dijo: ‘Prefiero que la gente llore al final, a que se sienta excitada por la historia’”.
La película se rodó usando el primer borrador; “Algo casi inaudito”, dice Taylor-Johnson. “Normalmente los cambios van y vienen al menos diez veces, pero este guion estaba bellamente ejecutado”.