jueves, mayo 16, 2024
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Demanda de mayor protección a menores

Ayer se celebró con una serie de festejos el Día del Niño Boliviano, establecido mediante Decreto Supremo 04017, durante el gobierno de Víctor Paz Estenssoro. Por ser las niñas y los niños de nuestro país un valioso capital humano, para protegerlos se ha elaborado leyes que hagan respetar sus derechos a la recreación, alimentación, salud, educación, igualdad, a vivir en familia y a no trabajar, entre otros. Lamentablemente, la cantidad de normas no garantiza que los infantes no tengan que enfrentar problemas que deberían ser alivianados por las autoridades del régimen de turno, cualquiera fuese su ideología.
Por falta de atención gubernamental permanente, en nuestro país aumentan de manera alarmante las agresiones contra seres indefensos, como las vejaciones sexuales, tanto dentro como fuera de los hogares. Son conocidos varios casos de agresiones sexuales de padres o padastros contra niñas, en algunos casos con la complicidad de madres o familiares. Por otra parte, también en unidades educativas algunos docentes o administrativos han incurrido en vejaciones a menores. En este caso, es urgente que antes de la contratación de personal se haga una investigación exhaustiva de antecedentes.
Otras agresiones no son denunciadas porque se cree de manera errada que los golpes fortalecerán a los niños y hará que las niñas sean obedientes. Y no faltan los casos de menores que son obligados por sus mismos padres a delinquir. En vista de todas estas agresiones es urgente intensificar campañas de concientización para los progenitores y adoptar medidas de prevención para evitar que tales hechos denigrantes se repitan.
Otro grave problema es que una cantidad considerable de menores son obligados a trabajar, debido a la precaria situación económica familiar en algunos casos y en otros son enviados a las calles para mendigar. Algunos son enviados a centros de acogida, donde tampoco la situación es inmejorable en todos los casos.
Siempre causa tristeza ver a menores que deberían estar jugando o estudiando, pero se ven obligados a trabajar en magras condiciones y hasta en horario nocturno, a pesar de los peligros a los que se exponen. En consecuencia, siempre se demandará que las autoridades encargadas de velar por los menores, adopten medidas oportunas para garantizar, de verdad, el “vivir bien” de niñas y niños, brindándoles el apoyo que requieran para que no ingresen de manera temprana a un mundo laboral cada vez más restringido y no sean objeto de agresiones violentas que los dejen traumados o en camino a la delincuencia.
Los problemas que afectan a los infantes de nuestro país merecen una reflexión profunda y una búsqueda intensa de soluciones porque es el capital humano con el que contamos y por ello es urgente mejorar sus condiciones de vida.

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