sábado, abril 27, 2024
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Tribulaciones cuando dispones de tiempo

Ernesto González Valdés

Cuando por alguna razón pasas de una vida activa a una en modo “pausa”, como puede ser la jubilación (*), indiscutiblemente que se siente una cierta reducción de la presión laboral (más cuando laboras en el campo de la educación) –seas docente, administrativo o con ambos roles de forma simultánea–, donde tienes como responsabilidad algo tan importante como la formación de valores en los jóvenes, que en lo personal ocupan un primer plano, por encima de los temas a desarrollar.

Donde, de lograr cambios de comportamiento a lo largo de la duración de las asignaturas (48, 64 horas) en un semestre u otro período escolar, como disciplina, puntualidad, honestidad, entre otros, realmente me sentiré muy satisfecho, ya que ello me permitirá abrir un camino de comunicación para el aprendizaje: un buen comportamiento en el aula, logra la atención de cada miembro del grupo; ser puntual hace que el educando no pierda ni un segundo de la clase, así como entrega  lo que se le solicite a tiempo; ser honesto, favorece un adecuado canal de comunicación para la comprensión o no de lo aprendido y aplicado, en fin: un aprendizaje efectivo.

Pero si todo lo anterior –realizado por décadas– “se cierra” y pasas a un mundo de restricciones, donde “desaparecen las sillas, la pizarra, las prácticas de laboratorio, tus estudiantes, tus compañeros de trabajo”, peor aun cuando aplicas para un nuevo trabajo (virtual o en línea) y como respuesta te llega el mensaje siguiente: “Muchas gracias, por haber aplicado…, formará parte del proceso de selección y nos estaremos comunicando con usted…”. Fin del mensaje.

Pero, ¿ello conduce a un cierre total de tu trabajo intelectual, donde tus conocimientos, para ser compartidos, se cercenan? ¿Acaso la oportunidad de enseñar, se convierte en ocupar una silla o sillón, delante de un televisor en el que visualizas un mundo “patas arriba” o en caso extremo de empotrarse en una plataforma Streaming para ver un episodio tras otro?

De todo lo anterior se abre un amplio número de “caminos”, donde un tanto modificas el trabajo intelectual por el físico, por ejemplo: los quehaceres domésticos –tarea no exclusiva, ni responsabilidad única de las féminas. Nota: Aprovecho este momento para ratificar el reconocimiento ABSOLUTO a profesoras, directoras, asistentes, madres de familias, tutoras, del doble rol en la casa y la escuela.

Otra vía resulta –ya que hablo de un tanto, no todo, en cuanto al trabajo físico–, aplicar como docente de ciencias naturales, donde interviene la investigación, los procedimientos, etc., determinados quehaceres que conllevan a un orden de planificación en cuanto a las tareas encomendadas, por ejemplo: salir a hacer compras, donde establezco una ruta que me permita ahorro de gasolina y, sobre todo, tiempo.

Otra actividad es disponer la vajilla (platos, vasos, cubiertos) una vez lavada (con adecuado detergente que elimine grasa, teniendo en cuenta que el agua y los aceites no son miscibles entre sí), distribuirla en lugares diferentes, previo secado, evitando con ello la humedad y a la vez una mejor higiene. Estar atento al paso del colector de basura, para colocar las bolsas con desperdicios bien cerradas y añadiendo un poco de vinagre (ácido acético) –evitando con ello que otros animales domésticos, la deterioren–. Tender la ropa (lavada) en el mejor momento y hora, para que el astro rey, cumpla con la función de vaporizar el agua que todavía queda en el entramado de la tela.

Sin embargo, a pesar de todo lo descrito, cuando en un momento determinado cambias la tiza o el marcador por una escoba o lampazo, realmente no abandonas por completo tu profesión –cualquiera fuese, no solo docente–, jugando con el factor relatividad y, por otra parte, haciendo verdadera la frase “Cuando hay hambre, no hay pan duro”, pero, ¿cómo? Continuaremos.

 

(*) Para el año 2045, las proyecciones indican que cerca del 18 por ciento de la población total latinoamericana estará conformada por personas de 65 años o más…

 

El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.

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