jueves, mayo 16, 2024
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China ahora consume lana boliviana

El destino de pueblos que viven en regiones ricas en materias primas parece ser el coloniaje, es decir producir materias primas baratas para que sean exportadas a los imperios industriales y consumir los productos extranjeros. Ese caso no está ausente en la actual realidad boliviana.
En los primeros tiempos del coloniaje español, aproximadamente 500 atrás, las poblaciones andinas consumían todo lo que producían, menos el oro y la plata. No se importaba alimentos, vestidos, muebles, etc. Se vivía una etapa progresista. Pero vino, en la segunda mitad del Siglo XVIII, una nueva formación económica, por lo cual se obligó a la población, inclusive bajo pena de muerte, a comprar productos industriales importados y frenar la producción nativa de textiles, algunas agroindustrias y otros, lo cual paralizó la economía.
Esa opresión colonial produjo el levantamiento de Túpac Katari, pero no solucionó el problema y, por el contrario, lo prolongó con más energía, determinando las revoluciones libertarias de 1809 y la posterior fundación de la república de Bolivia. Los gobiernos militares de Simón Bolívar, Andrés de Santa Cruz, José Ballivián, Manuel Isidoro Belzu y Jorge Córdoba pusieron en aplicación el orden nacional y en el país hubo prosperidad. Sin embargo, vino una etapa colonial de exportación de materias primas e importación de productos en el Siglo XX y tiende a reanudarse con grados mayores, actividad que dura prácticamente hasta el presente. Y tiende a repetirse con intensidad, bajo nuevos patrones imperiales.
La repetición de ese pasado oscurantista es visible. Y para muestra basta un botón. En efecto, una empresa privada, que obtiene lana de llama y alpaca de La Paz y Oruro, exportará a China alrededor de 250 toneladas de esa materia prima para las fábricas de textiles de la potencia imperial asiática. Esa exportación de lana significará para Bolivia la suma de un millón de bolivianos al mes.
Por otro lado, Bolivia se está convirtiendo en proveedor de materias primas a China en forma creciente. Entre otros, exporta minerales y carne vacuna, lo cual confirma la tendencia hacia una nueva dependencia económica del país. Por otro lado, no se puede omitir el hecho de que en territorio nacional cada vez hay mayor cantidad de productos de procedencia china, además de que es visible la presencia de empresas de ese país a las cuales se les asigna contratos para diversas obras, pero sin que se conozca en detalle cifras oficiales. Al parecer en el oficialismo no hay interés por revelar con datos si hay equilibrio en nuestra relación comercial con el gigante asiático.

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