miércoles, mayo 15, 2024
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La rotación biológica y la fotosíntesis en la biósfera

Milton Suárez Montero

La biósfera es una fina envoltura de nuestro planeta, que engloba las zonas limítrofes de la atmósfera, la litósfera e hidrósfera; que está ocupada por la sustancia viva, es decir por el conjunto de organismos que han poblado la Tierra. Como consecuencia de la interacción entre estos organismos y de éstos con el medio, se forman comunidades específicas de organismos, lo que llamamos como “biogeocenosis”; complicadísimos sistemas ecológicos.
Ahora bien, en cada uno de estos ecosistemas transcurre el proceso de transmisión de la energía de una etapa del ecosistema a otra, gracias al cual se realiza la “rotación biológica” de la materia. Independientes de la influencia del hombre, los ecosistemas evolucionan bajo el efecto de factores naturales; es decir son factores dinámicos (competencia interespecífica, destrucción de eslabones de la cadena trófica o de alimentación).
Esta “rotación biológica” se inicia por el proceso de “fotosíntesis”. Las plantas verdes absorben el CO2, el agua, las sustancias minerales; y, utilizando la energía solar forman hidratos de carbono y otras numerosas sustancias orgánicas necesarias para su crecimiento y desarrollo. Al mismo tiempo, en el proceso de “fotosíntesis” se desprende oxígeno libre, que hace ya cerca de dos mil millones de años, existe en la atmósfera de la Tierra, únicamente como resultado de la fotosíntesis. Sabemos ahora que este oxígeno fotosintético se forma del oxígeno del agua.
Gracias a este proceso fotosintético, cada año se forman cien mil millones de toneladas de sustancias orgánicas y, aproximadamente, la misma cantidad de oxígeno libre, desprendidos por las plantas. La producción primaria de los vegetales, cuya biomasa engendra, a su vez, la producción secundaria de los animales y, por último, el alimento del hombre. Al margen de la actividad del hombre, la biosfera se organizó, según el principio de la producción, sin desechos. Los productos de la actividad vital son vitalmente necesarios para otros. Todo se utiliza en la gran rotación biológica de la biósfera.
Fue en el Siglo XX cuando se asestó un duro golpe a la biósfera. El progreso técnico tendió las vías radicalmente distintas de transmisión de energía y traslación de materias en la biósfera, infringiendo el “equilibrio natural de la misma”.
Ahora bien, hasta hace poco tiempo los hombres no otorgaban una gran importancia a los efectos lejanos de su actividad. La industria, la agricultura y las numerosas ciudades descargan libremente en el medio ambiente desechos sólidos, gaseosos y líquidos de su producción. Entre estos desechos, que se evacúan, principalmente, a los ríos y basuras dejadas libremente, hay más de setecientas mil sustancias químicas y fuertes tóxicos biológicos, que impactan y se acumulan en el medio. Debido al colosal consumo de agua en la industria, y usos domésticos debido al crecimiento de la población, ha empezado a sentirse su insuficiencia.
Finalmente, puede decirse que la actividad transformadora del hombre ha introducido importantes cambios y daños en la biósfera, que no siempre son justificados (Alexander Vinogradov, 1981).

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