sábado, mayo 18, 2024
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La subvención a los carburantes crece como bola de nieve imparable

Hay un dicho popular que menciona lo siguiente: “Muchas personas gastan dinero que no han ganado, para comprar cosas que no quieren, sólo para impresionar a personas que no les agradan”. Esta situación se aplica al tema de la subvención a los carburantes que demanda de un mayor presupuesto público cada año que pasa.
Las autoridades del gobierno aseguraron que la subvención a la gasolina y al diésel está asegurada y que dicha medida no se modificará, aunque no señalaron en detalle la forma cómo serán garantizados los recursos para ello. Empero, está claro que la decisión responde a cuestiones electorales, prevenir la inflación de precios y evitar conflictos sociales como lo ocurrido en diciembre de 2010 cuando el gobierno de Evo Morales, intentó liberar la subvención.
El Presupuesto General del Estado (PGE) 2024 destinará para la subvención de la gasolina y el diésel $us 1.400 millones, lo cual es mayor con relación al 2023 que fue $us 1.091 millones, pero este monto es superior al 2016 que fue de 204,5 millones. Por los datos señalados, existe un aumento sostenido en el presupuesto para el subsidio a los carburantes.
Sin embargo, no hubo un trabajo profesional ni agresivo (casa matriz YPFB, empresas operadoras, empresas filiales y subsidiarias) en la exploración y explotación de hidrocarburos porque la inversión que se realizó en toda la cadena productiva del sector entre 2014 y 2022 cayó de $us 2.114,6 millones a $us 339,44 millones. Además, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), estimó para este 2023 un monto de $us 668,9 millones.
Por causa de esta situación se generaron consecuencias en el mercado interno, como la escasez de gasolina o diésel y las filas de vehículos ante las estaciones de servicio, pues con base en datos de YPFB, entre 2014 y 2022, la producción hidrocarburífera de líquidos cayó de 63 mil barriles de por día (B/d) a 37 mil B/d, es decir, hubo un descenso de 26 mil B/d. La empresa estatal estimó que para este 2023 habrá una producción de 32,6 mil B/d, lo cual demuestra que el descenso continuará.
Además, entre 2018 y 2022, la producción de gasolina especial cayó de 101.031 metros cúbicos por mes (m3/m) promedio a 34.903 m3/m, en el caso de la gasolina premium en similar periodo, se tuvo un descenso de 319 m3/mes promedio a 104 m3/m, y en el caso del diésel oil, se registró un descenso de 59.193 m3/m a 34.207 m3/m. Asimismo, YPFB estimó que la demanda de diésel entre enero y diciembre de 2023 subiría de 159 millones de litros (MMlt) a 225 MMlt, y en el caso de la gasolina, en similar periodo se ascendería de 173 MMlt a 216 MMlt.
Para importar gasolina y diésel, YPFB debe tomar dólares del mercado o del Banco Central de Bolivia (BCB) con la consiguiente reducción de las reservas internacionales netas (RIN), pues entre 2014 y abril de 2023, las RIN descendieron de $us 15.122 millones a $us 3.158 millones. Esta situación causó que el déficit fiscal hasta 2022 se ubique en 7,2% y el PGE 2024 proyecta un déficit del 7,8%.
Para garantizar la subvención de los carburantes serán “sacrificados” recursos que pudieron ser destinados para salud, educación, infraestructura vial o vivienda. Este hecho es otra muestra de que el modelo económico que defiende el gobierno de Luis Arce, registra fallas o debilidades porque cada vez se deja de producir gasolina y diésel para el consumo interno. Los anuncios de proyectos de plantas de biodiesel no serán suficientes porque cada año se incrementa la demanda de carburantes en el país.
Por los datos expuestos y las decisiones asumidas por el gobierno, el presupuesto para la subvención de los carburantes tiende a subir cada vez más como una bola de nieve, lo cual se convierte en un cáncer que puede hacer metástasis en la economía boliviana. Según el GELA, la subvención en seis años ascendería a los $us 5.000 millones, lo cual sería insostenible para las finanzas públicas.
Para revertir esta situación, la labor que realice YPFB no será suficiente y se requerirá implementar de forma urgente una política de atracción de inversión externa e interna en exploración y explotación hidrocarburífera. Esto para revertir, lo que no se hizo en más de una década por causa de la polítización y/o partidización de YPFB.
El culpar a una supuesta especulación o a la guerra entre Rusia y Ucrania sin observar el comportamiento de la producción de líquidos en el país en el tiempo, no es responsable. Las autoridades del Ejecutivo deben asumir con seriedad el problema para dar soluciones estructurales de forma inmediata.

El autor es periodista.

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