lunes, abril 29, 2024
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De la lectura del mundo

Ronney Galvez Galvez

Existe la creencia de que el acto de leer inicia cuando el niño o niña tiene su primer contacto con un texto y, por ende, con los signos lingüísticos. Sin embargo, de acuerdo con diferentes autores, entre los más renombrados Paulo Freire, la lectura del mundo antecede a la palabra, es decir, que antes de leer la palabra, los menores leen el mundo a través del ejercicio de sus sentidos.
Las primeras informaciones que infantes reciben provienen de su experiencia en su cotidiana realidad, se acercan a ella porque hacen lectura de lo que les rodea. Asimismo, entran en juego estrategias de comprensión que ponen en ejercicio procesos de reconocimiento y recuerdo de diferentes elementos de su realidad, de organización de la información que reciben, de jerarquización de la misma, sobreponiendo situaciones en relación con otras menos relevantes, y de interpretación, ya que asignan a sus diferentes experiencias una valoración personal.
Dado lo anterior, se entenderá entonces que, sin estar en contacto con un texto, ya es posible poner en práctica procesos de lectura y comprensión. Por ello es importante que maestras y maestros, antes de realizar ejercicios de lectura y de comprensión lectora, promuevan y activen una lectura del mundo, de la realidad circundante del estudiante.
Solo su reconocimiento permitirá trabajar adecuadamente la lectura en los procesos educativos, ya que, si es una capacidad para la vida, debe partir de la vida misma. Al respecto Freire (en Alvarado, 2007) indica que “el educador debe saber escuchar y conocer cuál es el entorno del universo vocabular del educando, conociendo éste se crean las llamadas palabras generadoras, con las que el educando aprende la lectura y escritura de conceptos que son reconocibles para él y tienen sentido en la construcción de su cotidianidad. Pero el ejercicio no se limita al aprendizaje formal de la lectoescritura, sino que el educando realiza un proceso de asociación y decodificación de su realidad. La enseñanza no se torna aburrida ni ajena para el educando, más bien emerge en él una pasión por el conocimiento, al descubrirse a sí mismo en la experiencia de redescubrimiento de su propio mundo”.
Entonces, la lectura debe anteceder y trascender al texto, lo primero implica partir de la realidad del estudiante y lo segundo es en relación con la utilidad; que las estrategias de enseñanza de la lectura y de la comprensión lectora no sólo sirvan para comprender un texto sino la realidad y ser críticos frente a ella.

El autor es maestro.

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