miércoles, mayo 8, 2024
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La nacionalización de la gran minería

Hace 71 años, en una fecha como hoy, Bolivia nacionalizó la gran minería del estaño. Entonces, numerosos yacimientos de estaño eran explotados por tres grandes empresas mineras, y algunas minas desde principios del siglo pasado.

El Campo de María Barzola, una planicie próxima a la localidad de Catavi, fue escenario de la firma de los decretos que hicieron que la propiedad de dichas minas pasara al Estado, que, además, se encargó de administrarlas, esperando conseguir las ganancias que, en otros tiempos, obtenían las empresas privadas.

Tal nacionalización fue un acontecimiento que traspasó las fronteras nacionales y se convirtió en un suceso de importancia internacional. Sin embargo, esa disposición tuvo más importancia política que económica. En ese sentido, pudo derribar y desplazar del país a una poderosa administración minera que también tenía bajo su control todos los mecanismos políticos y económicos del país.

Al mismo tiempo, permitió que, a partir de entonces, sean los mismos bolivianos los dueños de esas minas y sus beneficios sean utilizados por la nación, ya no por los denominados barones del estaño, que formaron un súper Estado, con el que obtuvieron notables beneficios económicos, pero fueron incapaces de invertirlos en el país que les había dado la oportunidad de amasar grandes fortunas.

Si bien, por un lado, la nacionalización de minas fue más un éxito político que económico, enfrentó grandes dificultades internas y externas y registró pérdidas financieras y desbordes de un sindicalismo que habían perdido la perspectiva histórica nacional e inclusive de su propia clase.

La minería nacionalizada enfrentó dificultades administrativas, caída de los precios del estaño en el mercado internacional, problemas en la importación de maquinaria, etc. Pero el daño mayor fue ocasionado por un movimiento laboral que impulsó una interminable ola de paros, huelgas, bloqueos, etc., que condujeron a la empresa estatal a un estado de quiebra permanente y, por tanto, no podía conseguir los beneficios económicos inicialmente anunciados por el partido nacionalizador.

En todo caso, la nacionalización de la minería tuvo éxito político debido a que convirtió a Bolivia de una colonia extremadamente pobre en una nación independiente, cuyos intereses económicos, sociales y otros de diverso tipo, debían administrarlos los mismos bolivianos, sea para bien o para mal.

En el ciclo de la minería nacionalizada, aproximadamente cuarenta años después se dio curso a la capitalización de las minas, con la que se esperaba obtener beneficios, más aún porque estaban en manos del Estado. Lamentablemente, dicha medida no dio el resultado esperado. Sin embargo, si por un lado llegó a su fin la minería estatal, salvo algunas excepciones, el país empezó a beneficiarse por haber dejado de ser colonia, para ser nación independiente.

No obstante, a pesar de esos progresos, aún existen tendencias políticas que tratan de volver al pasado y aunque han conseguido algunos avances mínimos, la realidad es que será imposible el retorno a tiempos del coloniaje.

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