En los últimos años, el gobierno de turno tiene que estar preparado para hacer frente a conflictos que son motivo de bloqueos de caminos en ciudades y provincias. Esa medida de presión es asumida con frecuencia por dirigentes de organizaciones sociales, cada vez que consideran que sus demandas no son atendidas de manera apropiada. Recurren al bloqueo para lograr que las autoridades acepten pedidos que no ha sido posible abordar mediante diálogo.
Por ello recientemente afines a Evo Morales han anunciado una Asamblea Nacional Extraordinaria del MAS para el 18 de mayo, en Cochabamba. Los representantes del evismo han amenazado con medidas de presión para la primera semana de junio, si el TSE no supervisa su congreso fijado para el 10 de junio en Villa Tunari, y si no son destituidos los magistrados prorrogados. En su congreso van a ratificar a Morales como su líder y rechazan cualquier intento para proscribir al MAS-IPSP. Si sus pedidos no son atendidos, harán bloqueo de caminos a nivel nacional, huelgas, marchas y vigilias en los primeros días del siguiente mes.
Se llega, pues a una situación en la que, si no son aceptadas las exigencias evistas, se deberá afrontar bloqueos de caminos y otros extremos, lo que agravará la situación económica del país. Tampoco se tomará en cuenta los sufrimientos de personas que necesitan ir de un lugar a otro, debiendo enfrentar diversos problemas al quedar detenidos en los caminos, quedando sin alimentos y a expensas de cambios de clima, mientras que los productores tendrán que destruir alimentos y artículos perecibles por descomposición. En ese trance, las pérdidas de los damnificados son inmensas y no hay razonamientos para conseguir comprensión por parte de bloqueadores para levantar momentáneamente los bloqueos y paliar los perjuicios causados por la paralización de vehículos, ya que las negociaciones pueden durar muchos días. Con posiciones intransigentes, no se logra soluciones para problemas que se repiten, porque en las primeras negociaciones no se logró acuerdos definitivos.
Lo cierto es que, las partes en conflicto, antes de llegar a nefastas medidas, como los bloqueos de carreteras, deberían examinar todas las posibilidades para encontrar la mejor opción de solución. Si realmente se quiere evitar actitudes extremas, corresponde renunciar a intereses creados que signifiquen mayores complicaciones en el futuro. Es indudable que cada bloqueo de caminos atenta contra el bien común, pues perjudica a poblaciones y sectores productivos, que necesitan trasladar alimentos, mercaderías, insumos, y complota contra los intereses de la nación; más ahora que se trata de alcanzar una recuperación económica, para lo cual es indispensable brindar condiciones favorables para productores nacionales.
Por todo ello, quienes suelen recurrir a medidas insoportables como el bloqueo de vías deberían pensar en los intereses de las mayorías del país, que no tienen que ser perjudicadas por desavenencias entre evistas y arcistas.