domingo, mayo 5, 2024
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Solución para inútil industrialización

Durante décadas, diversos gobiernos anunciaron grandes planes de industrialización del país, como si fuesen la tabla de salvación de la economía del país y la receta milagrosa para curar todas sus enfermedades sociales. Esas ofertas de industrialización eran de tipo populista, desarrollista, progresista, etc., con las que se prometía sacar al país del abismo hacia el cual lo habían conducido antecesores en el gobierno.

Sin embargo, todos esos castillos fueron construidos al aire y en el momento de la verdad se derrumbaron, dejando al país desengañado y esperando que algún partido ofrezca soluciones objetivas y no dulces palabras que se las lleva el viento. Pero nada de eso sucedió.

En los recientes años de las “vacas gordas” por la venta del gas a países vecinos, esa política dio algunos pasos adelante, por lo que se gastó más de 30 millones de dólares para instalar plantas industriales que no funcionan y se están oxidado a lo largo y ancho del país.

Pese a esos desastrosos errores del pasado inmediato, el gobierno actual ha lanzado otro programa multimillonario de industrialización y, por lo que se observa, son otros “elefantes blancos”, porque se trata de proyectos para industrias que no cuentan con suficiente materia prima para abastecerse, que carecen de obreros especializados, no tienen mercado de consumo y tienen otros problemas más, es decir que también son castillos de arena. Como en otros casos, todo será un cero a la izquierda.

Pese a todo, el problema tiene solución. En efecto, el gobierno podría tomar alguna iniciativa, suspendiendo proyectos que solo existen en el papel y así ahorrar varios millones de dólares que, además, son escasos. Otra forma objetiva sería hacer funcionar verdaderamente las más de cincuenta industrias instaladas durante el régimen evista, las cuales o están paralizadas o funcionan a pérdida. Así se salvarían de ir al basurero muchas de ellas y también se daría trabajo a obreros, a fin de mejorar los niveles del Producto Interno Bruto (PIB) y otros relacionados con la economía nacional.

Pero también se debería suspender algunos proyectos elefantiásicos enunciados por el presidente, como una industria farmacéutica que costará 400 millones de dólares, otra para procesar chirimoyas (cuando ya no las producimos), otra para cebollas y limones, otra para producir llantas de goma y así sucesivamente. En vez de perder dinero en esos negocios, lo mejor sería que los técnicos y teóricos del gobierno piensen en movilizar la economía agraria, que podría dar resultados a corto plazo, con grandes frutos, dando trabajo a miles de indígenas bolivianos que hoy emigran al exterior, como a Chile, donde un millón de nuestros compatriotas enriquecen a esa nación con su trabajo, incluso ahorran algunos dólares para enviarlos a sus familiares que viven en Bolivia en situación de pobreza.

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