Consecuencias de la crisis económica

A través de los medios de comunicación, constantemente se informa sobre lo que ocurre en el país, no solamente en relación con temas políticos, sino, particularmente económicos, más sobre lo que afecta directamente a cada familia, que es la que paga las consecuencias de la pobreza. Sobre todo, cuando por una deficiente administración gubernamental, recursos nacionales son destinados a cuestiones que nada tienen que ver con la posibilidad, así sea remota, de reducir altos índices de pobreza.
Al respecto, recordemos que hace algún tiempo, al entonces ministro de Economía, Luis Arce, se le preguntó sobre los precios de productos que conforman la “canasta familiar”. En el mismo mercado, donde fue entrevistado, la alta autoridad expresó conceptos que nada tienen que ver con la realidad. Y es que solo altos funcionarios del gobierno cuentan en todo tiempo con los recursos necesarios para satisfacer sus necesidades y hasta hacer gastos ostentosos, como afrenta a la magra situación económica de los demás.
Arce dijo entonces que una familia podría mantenerse con Bs 100 para cubrir el costo de productos de la canasta familiar. Desde todo punto de vista, fue una respuesta errada, porque Bs 100 alcanzaba para comprar pocos productos y solo para satisfacer las urgencias por pocos días de una familia. Esa expresión del funcionario de Estado causó indignación en el público, porque se dijo en las calles, “así se quiere conseguir adeptos para las elecciones, engañando a la gente y mostrando lo que no es real, no es cierto y, peor, ofende la inteligencia de la población que sabe lo que quiere y cuánto gasta para sobrevivir en el día a día”.
Que hay personas que cuentan con más de lo necesario, es evidente; pero la mayoría soporta muchas necesidades, particularmente por la falta de empleos formales, debido a la reducción de personal en empresas o el cierre de operaciones por falta de apoyo gubernamental a la industria nacional y la insuficiente represión al contrabando que crece sin medida. En muchos hogares, ante la difícil situación económica actual, no hay buena alimentación; no se puede atender los “antojos” que puedan tener los niños; la ropa que usan data de mucho tiempo y las distracciones se reducen a ver televisión local. La situación empeora con los gastos escolares, el costo de transporte y pagos por servicios de agua, luz y otros.
Sin embargo, recientemente la COB y el gobierno, afines ideológicamente, han decidido un incremento salarial, sin escuchar al empresariado que ha anunciado graves problemas para su sector. Entonces, crecerá el desempleo y millones de familias tendrán que “ajustarse el cinturón” para gastar menos, única medida para bajar los precios en los mercados populares, es decir por la falta de compradores. En todo caso, es urgente que las autoridades nacionales constaten lo que pasa con los precios en los centros de consumo y la situación de las empresas formales que quedan en el país, para conocer la verdadera realidad del país.