sábado, mayo 18, 2024
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Sobre uso de radares y aviones

Javier López S.

En el año 2017 el Gobierno compró 17 radares, de origen francés, con un costo de 215 millones de dólares. Han trascurrido 6 años y hasta la fecha no funcionan a plenitud. En consulta al Ministerio de Defensa, un funcionario respondió que de nada serviría encender los radares y detectar con ellos las avionetas de la droga, si la Fuerza Área no cuenta con aviones para perseguir y derribar a los aviones detectados. Bolivia está en pleno proceso de análisis de derribo de aviones o avionetas que no tengan permiso para ingresar al espacio aéreo boliviano. La Dirección de Aeronáutica en un reciente comunicado informó que entre enero y mayo de 2023, se detectaron 467 vuelos irregulares.
El Gobierno del MAS compró siete aviones a reacción de fabricación checa, para el control aéreo del narcotráfico, los mismos que llegaron al país, pero solo son utilizados en los desfiles militares. Actualmente, de estos aviones, la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) cuenta con solo cuatro aviones K8, en Pando, para derribar a las avionetas ilegales que ingresan a Bolivia y que en su mayoría trasladan droga. A la fecha no existe información detallada sobre el control aéreo del narcotráfico.
Entre los futuros escenarios a los que se enfrenta Bolivia está el incremento de la violencia relacionada al tráfico de cocaína. El efecto se verá reflejado en una pérdida de legitimidad de la política pública, poniendo en juego la concertación como principal medio de gobernanza del sector. La política de control social aplicada a la racionalización de cultivos y el desarrollo integral con coca se sustentan en acuerdos y diálogos para poder ser implementada.
El rol de Bolivia ha cambiado, pasando de ser un país productor de materias primas, como la coca y la pasta base, a ser un exportador de clorhidrato de cocaína. Los encuentros cada vez más frecuentes de fábricas y laboratorios clandestinos en regiones remotas (los cultivos de coca se incrementaron en 44 por ciento entre 2019 y 2020 en áreas protegidas) evidencian la capacidad y flexibilidad que tiene el narcotráfico.
Esto ha posibilitado la diversificación de las rutas, más allá de las tradicionales hacia Chile y Argentina, como hacia Brasil y Paraguay, donde se han incrementado las incautaciones de cocaína boliviana. Ésta última es una ruta que se ha consolidado en años recientes, ya que provee mayores oportunidades, por la diversidad de sus vías tanto terrestres, aéreas y fluviales, como la hidrovía Paraná-Paraguay.
Fue muy promocionado el “operativo en la lucha contra el narcotráfico más grande de la historia de Bolivia”, que desarticuló 27 fábricas de droga y destruyó siete laboratorios de cocaína por valor de casi dos millones de dólares en mayo. El periódico El Deber informó, para el caso Marset, que incautaron dos avionetas con más de 400k de droga y narcos portaban granadas de guerra.

Contrabando de cocaína al exterior
En los últimos meses el país ha recibido graves denuncias sobre contrabando de cocaína al exterior, como un cargamento que llegó a España con 17 toneladas, que salió de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Otra denuncia fue acerca de la llegada de 10 toneladas de cocaína a Alemania, y la caída de una avioneta boliviana en la Argentina con 340 kilos. El contrabando es permanente a Chile, donde se descubrió en un embarque de planchas de madera, que en su interior llevaban más de dos toneladas de cocaína. El contrabando de cocaína a Brasil y Paraguay es continuo por sus fronteras y la cercanía a los lugares producción de coca en Bolivia, según la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN).

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