sábado, mayo 18, 2024
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Jardín de hollies

La delicadeza de sus ojos alumbra las veredas por las que transita mi pasión, en una ciudad llamada como un sinónimo de armonía, solo ella me da La Paz que necesita mi inspiración. Nuestra Señora es orgullosa de su belleza y celosa de mi poesía; aun así, tratándose de una de sus hijas no creo despertar su aversión, mucho menos su antipatía, pues también soy hijo suyo y adora la rebeldía que anida en mi corazón.
Es un jardín de flores, acebos de colores, un jardín de hollies, aromas y tacones, tal parece que nació de un huevo de cisne como Helena, eso explicaría el motivo de sus hobbies, una Marilyn en pasarela, influyente Nefertiti, Audrey de Bruselas; soberana Cleopatra, Afrodita de tez morena y finos talones. Algunas veces, su rosaleda llega a marchitarse en espera de la primavera, realzando el esplendor de su encanto, porque no es una mujer que se encierra, es una mujer que se adueña del invierno, que conduce el verano con dirección hacia su llanto.
Sale airosa, paso a paso, dominando el movimiento de sus caderas como una diosa; Minerva, inteligente y hermosa, toda una guerrera altiva, Juana Azurduy, espinas y rosa. Esa es su esencia, mujer de labios encarnados, de mirada apasionada; magnífica elegancia, Coco Chanel, una musa como Hedy Lamarr, de una inventiva extraordinaria, de exquisita fragancia que permanece en lo profundo de mi ser, dulce perfume que se impregna en la piel.
La sonrisa que ostenta es seductora, al igual que la entereza de su alma, no tiene miedo a cometer errores, pues sabe que atraviesa un camino lleno de aprendizaje y eso la fortalece como persona. Una mujer analítica, comprometida con sus ideales, entiende que la vida es una sola, por eso se debe vivirla rebosante de pasiones. Toda una artista, Frida Kahlo, obra de arte en sí misma, cada momento a su lado es de provecho, una fémina optimista, que a pesar de tantas tragedias pudo mantener su fuego a salvo.
Inteligente e independiente, patrona de palabras elocuentes como Adela Zamudio, vive empeñada en cumplir sus sueños y no en que se lo cumplan, no existe hombre que le baje la luna, eso es un embuste, un chamullo; además, ella no quiere la luna, ella quiere el universo entero y un hombre no es suficiente. Solo ella puede llenar sus expectativas, aquel amor propio que lo confunden con vanidad, la hace mucho más atractiva, su nombre siempre debería escribirse en letra cursiva.
Es una diva, Cléo de Mérode, sirena de figura escultural y talento natural, una ninfa de luceros cafés que cautivan, reina de carnaval. Es una joya de cuarzo y turmalina, ñusta que danza a ritmo de Caporal, una belleza boliviana en vendimia, paceña de sangre pasional; es una composición de lírica efusiva, obra de teatro excepcional, pintura reflexiva, un monumento dentro de un paraíso celestial.

El autor es Comunicador, Poeta y Artista.

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