La prensa de circulación nacional ha reflejado, en sus últimas ediciones, la realidad social de ciertas regiones, particularmente del occidente del país. Como aquella relacionada con el hambre, la extrema pobreza y la migración en busca de mejores condiciones de vida, hechos que estarían devastando pueblos y provincias, en el departamento de Potosí (1). Jirón patrio que atesora una inmensa riqueza mineralógica, que podría contribuir a la construcción de la Nueva Bolivia, con la que tanto soñamos. Que, por consiguiente, ofrece un futuro promisorio a las generaciones venideras. Los ojos nacionales e internacionales están volcados, en estos días, hacia ese departamento, por haberse detectado un nuevo yacimiento de plata.
Los políticos que se consideran “enviados”, hoy como ayer, no tuvieron apego a la Patria, sino a sus intereses particulares. Ignoraron las necesidades de quienes estuvieron inmersos en la extrema pobreza, y derrocharon, irresponsablemente, los recursos económicos del boom gasífero. Con servilismo al “amo” de turno, priorizaron la edificación de un museo, en una zona perdida del altiplano orureño. Construyeron canchas de césped sintético. Inclusive la sede de un organismo internacional. Como esas “obras” no generaron ingresos, se las denomina “elefantes blancos”. Ellas fueron ejecutadas en tiempos de bonanza, los que no retornarán.
Lo hicieron anteponiendo el cálculo político, no las necesidades de la gente empobrecida. Frustraron así las aspiraciones de mejores días de la población. Y la prueba radica en Potosí, cuyos sectores rurales languidecen. Olvidados, posiblemente, desde la llegada de los europeos. Ni la República ni el Estado Plurinacional han respondido con medidas oportunas, a sus exigencias de bienestar social. De ahí que la postración se mantiene, pese al rimbombante discurso del cambio.
Además, atentados contra los derechos humanos siempre mantuvieron en vilo a la población. Despropósitos que fueron repudiados por la comunidad nacional e internacional. Honremos la democracia, desechando el revanchismo.
Apego a la Patria significaría, apego a los intereses nacionales. Preservar la estabilidad política. Paz y tranquilidad, en concordancia con los principios intrínsecos de la democracia, que redundarían en actividad productiva, que tanto se requiere hoy ante las limitaciones económicas. Los conflictos entre orientales y occidentales, entre derechistas e izquierdistas, solo alientan la pugna interna. Ahora que “Bolivia no está exenta de lo que pueda pasar en el resto del mundo”, según el docente de la Universidad Católica Boliviana, Gonzalo Chávez (2).
En suma: sería bueno aunar esfuerzos para logra una verdadera transformación.
NOTAS
(1) Ver: “Santa Cruz tiene baja incidencia de hambre en relación con Potosí”. (EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 16/11/2022). “Macha corre riesgo de ser municipio fantasma”. (EL DIARIO, 22/1/2023).
(2) “Economía nacional siente efectos de los cambios a nivel mundial”. EL DIARIO, 20/11/2022.