jueves, mayo 2, 2024
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Tiempo de cabreo

Los bolivianos estamos cabreados. No todos, seguramente, porque algunos –o algunas– son quienes nos hacen cabrearnos y no se dan cuenta o lo disfrutan. Si cabrearse es, entre otras acepciones del idioma, ponerse de mal humor, el cabreo a cambas, collas y chapacos, nos ha llegado al jopo. Yo soy un tipo cabreado con los masistas de Evo y con los de Arce, porque ambos son la misma cosa: políticamente malolientes, si es que la política huele, ya que parece que igual huele la de uno y como la del otro.
Sería contra natura pensar que los masistas quisieran a los cruceños. Eso es imposible, hasta ofensivo sería que nos toleren. Pero luego de que huyó Evo Morales después de su fraude y la “derecha” cometió una serie de chambonadas que hay que reconocer, pensamos que este otro que nos gobierna hoy, sería mejor. Creímos que, por lo menos, no ocurriría otro Hotel Las Américas y el encarcelamiento durante años de jóvenes cruceños y el acoso permanente a su gobernador Costas. Pues estábamos equivocados, porque el sujeto del 55%, se sintió tan poderoso con su votación que se dijo: a estos cambas engreídos me los paso por encima.
Y en ese embrollo andamos liados. Estamos cabreados de tanta amenaza, de que nos metan policías por todas partes, todo porque reclamamos lo justo, como fue la realización del censo. Si los dirigentes cívicos, con el apoyo del gobernador, no promovían el paro que nadie pensaba que duraría 36 días, en Bolivia no iba a haber censo. El Gobierno no lo quiere, porque con un censo –se supone que con nuevo padrón electoral como consecuencia– el MAS no vuelve a ganar una elección.
Entonces nos cabrean echándonos gases todos los días, porque todos los días los cruceños salen a las calles a protestar, porque estos estadistas de cortas entendederas no han hallado una venganza mejor que secuestrar al gobernador Camacho, subirlo en vilo a un helicóptero, huyendo como delincuentes, para encerrarlo en el penal de Chonchocoro, donde van a parar los reos rematados. Allá lo tienen, como tienen a Jeanine en la cárcel de Miraflores, como trofeos de su tortuosa administración.
Cómo no nos va a cabrear que hayan asesinado al joven Erwin Chávez, con uno de esos juguetes policiales, que, según el ministro de Gobierno, solo echan humo y hacen ruido. Y estamos cabreados también porque no hay culpables ni de Chávez ni de, mucho menos, los tres baleados en el Hotel Las Américas y de los caídos en La Calancha. Y nos cabrea también que culpen de Senkata y Sacaba a Camacho y Jeanine, cuando los masistas saben que ellos no tuvieron responsabilidad alguna.
Nos cabrea al máximo ver al Ministro de Justicia –¡por Dios qué ministro!– con sus desplantes de gran jurista, queriendo meter sus manos hasta en los destinos de la Gobernación de Santa Cruz. Es el mismo que hará escarnio del Derecho con las anunciadas elecciones judiciales, trampa mortal para todos los bolivianos que no se han alineado con el régimen. Esto significa renunciar a la justicia, a la independencia de poderes, y dejarla nuevamente en manos del MAS, que no cabe de dicha, porque ahí está toda su fuerza.
Nos cabrea ver la televisión del Estado y a los perrunos canales afines que enloquecen con los éxitos económicos del Gobierno, cuando sabemos que el país se está yendo al garete inexorablemente. Que alaben una educación que envenena la mente de nuestros niños con suciedades. Y que nos hayan dicho que navegábamos sobre un mar de gas, aunque la realidad sea que ya nada tenemos y que eso de que seríamos el centro energético de Sudamérica era pura cháchara. Como la idiotez de Morales de anunciar que en pocos años seríamos semejantes a Suiza.
La cabreada en materia internacional ya llega al colmo. Sonados fracasos en La Haya con el mar y el Silala, cuando se anunciaban espectaculares éxitos. ¿Qué se podía esperar de una Cancillería que estuvo manejada 11 años por el jilakata Choquehuanca? Pues cabrearnos ahora con el voto a favor de Rusia en su terrible agresión a la ultrajada Ucrania. Y con los respaldos sumisos a Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán, con deplorables votos en organismos internacionales. Y cabrearnos avergonzándonos con la imprudente y torpe intromisión de Evo Morales en la política interna peruana, buscando el separatismo, país que con toda razón ahora lo quiere atrapar como a un delincuente común.
Los “hermanos” Evo Morales y Arce son la misma cosa, se van a unir de nuevo porque no les va a quedar otra solución si quieren sobrevivir y ambos nos tienen realmente cabreados.

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