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Lo que debe hacer nuestra generación

Generaciones anteriores a la nuestra, lograron profundas e irreversibles transformaciones socio-económicas y político-culturales. Significaron, con el transcurso del tiempo, liberación, progreso, bienestar e integración. En ese contexto: nuestra generación, siguiendo las huellas de esas históricas y trascendentales realizaciones, debería procurar inscribirse, en la memoria popular, como la fuerza motriz que, con trabajo fecundo y superando, inclusive, diferencias político-ideológicas, haya contribuido al engrandecimiento nacional, de cara al Siglo XXI. Que haya contribuido a reducir, en alguna medida, la pesada carga de la deuda externa que, en 2021, sumaba alrededor de 12.698 millones de dólares (1). Que haya generado empleo.
Hechos que redundarían, obviamente, a favor de la niñez, de la juventud y de las personas mayores, en particular. Que no nos perturbe, en ese propósito, el odio, que promueve el fratricidio, salvaje. Que no nos distraiga el show político, que provoca el rechazo de la ciudadanía. Tampoco es bueno medir fuerzas, porque ello es destructivo y funesto.
“El país tiene potencial en exportación de alimentos, minerales e hidrocarburos y se puede mejorar las ventas nacionales”, advirtió el presidente de la Cámara de Exportadores de Bolivia, Danilo Velasco (2). Aprovechando tales rubros, podemos alcanzar, en este momento decisivo para el destino nacional, los derroteros de la prosperidad, pero siempre que se imponga la estabilidad política. La seguridad jurídica, para la inversión privada. El respeto, asimismo, a quienes piensan diferente. Sin mentiras ni calumnias, solo con la verdad histórica.
Acá aún vivimos en democracia, recuperada el 10 de octubre de 1982. El pueblo boliviano supo movilizarse, poniendo en riesgo su vida y familia, para restituir el sistema de libertades, conculcado por quienes se creían dueños del país. Por quienes alentaban el continuismo, con fines estrictamente particulares. Existe, a propósito, un documento interesante, que resume las atrocidades cometidas, en las dictaduras, comprendidas entre 1964 y 1982 (3). Vivimos, es cierto, en una democracia con algunos desatinos, que merecieron serias objeciones, no solamente de la comunidad nacional, sino internacional. Por consiguiente: la idiosincrasia del pueblo boliviano, difiere mucho de la idiosincrasia de aquellos pueblos sometidos. En 2019, por si haya dudas, hubo una sucesión constitucional y no un “golpe”. Así consigna la historia nacional.
Tenemos que reencauzar la institucionalidad democrática, con la finalidad de reafirmar las libertades, desechando todo vestigio de revanchismo, persecución y encarcelamiento. Y es que deberíamos proponernos construir una Bolivia competitiva y progresista. Así como un destino llevadero, con mejores condiciones de vida. Un referente de la unidad, del esfuerzo y trabajo mancomunado, hacia las metas del desarrollo, con bienestar social. Basta de odios e inquinas.
En suma: nuestra generación debe marcar nuevos rumbos de prosperidad para el país.

NOTAS
(1) “Reservas caen y deuda del Gobierno con las AFP crece”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 2 de noviembre de 2022.
(2) “Logística y alternativa de salida de productos son desafíos para 2023”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 28 de diciembre de 2022.
(3) Comisión de la Verdad: “Memoria histórica de las investigaciones – Dictaduras 1964 – 1982”. Imprenta: Editorial Abbase, La Paz – Bolivia, sin fecha ni año.

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