jueves, mayo 2, 2024
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Fotografía y diseño de vestuario de El camino del agua

La mayor parte de las escenas de acción real de AVATAR se filmaron en Wellington (Nueva Zelanda), y para las secuelas, Cameron estaba decidido a volver a ese país. “Nos gustó mucho la experiencia de filmar allí la primera película. Solo la calidad del trabajo artesanal de los sets y la utilería era fabulosa. Ellos están muy orgullosos de su trabajo”, dice Cameron.

Igualmente, Cameron llevó consigo un equipo de artistas de primera línea, entre ellos, el director de fotografía Russell Carpenter. “La iluminación que hacíamos en las escenas de acción real tenían que poder fusionarse impecablemente con el entorno en el que estuviéramos, ya se tratara de una densa selva o debajo del agua o en las instalaciones de la RDA”, dice Carpenter. Comenta Landau sobre el director de fotografía: “Cuando tienes una combinación de acción real y animación digital, una de las cosas más difíciles es la iluminación interactiva. También estábamos filmando esto en 3D, en imágenes de alto rango dinámico a 48 cuadros por segundo. Russell tenía que tener en cuenta todo eso”.

Carpenter también trabajó minuciosamente para cerciorase de que la iluminación complementara la paleta de colores establecida de la película. “Jim quiere que, bueno, todo, el color, la iluminación, el contraste, afecten al espectador de una cierta manera, que estimulen las neuronas de nuestro sistema visual y nuestro cerebro de una manera en particular –dice Carpenter–. Por eso le prestamos tanta atención al color, al detalle, al movimiento de la cámara, para que ayuden a dar esa sensación de inmersión”.

Landau agrega: “El trabajo de Carpenter comenzó mucho tiempo antes que la filmación de acción real. Queríamos que el ojo de Russell fuera la lente de la fotografía que también definiría el aspecto de las escenas de animación digital”.

Esa sensación de inmersión se ve realzada por el vestuario de espléndido detalle diseñado por Deborah L. Scott, ganadora en los Premios Oscar. Scott encaró cada traje como si contara su propia historia. ¿Qué rol cumple este personaje en la película, en su sociedad? Los trajes de los integrantes del clan del arrecife, que se presentan en esta película por primera vez, tenían que ser únicos y relacionados con su cultura, y estar basados en los recursos del entorno circundante.

Aunque la vasta mayoría de los trajes de los na’vi iban a ser realizados digitalmente por Wētā FX para la pantalla, muchos de los trajes y gran parte de la joyería fueron fabricados como objetos reales y tangibles. “Una de las razones por las cuales confeccionamos las prendas fue porque el movimiento de una prenda no se puede entender sin tener la pieza completa –explica Scott–. Si algo es pesado, tiene plumas, fibras o flecos, para entender la manera en la que se mueve en el aire, si hay brisa o bajo el agua, hay que tener la prenda física para ver cómo se comporta”.

Dice Letteri: “Los trajes de esta película tienen un papel mucho más importante del que tenían en la primera película. Los trajes son simulados pero están basados en algo físico. Si alguien camina y mueve el brazo, la tela se dobla y se arruga de una cierta manera. Si el traje está hecho de muchas piezas pequeñas como cuentas, hilos, plumas o trozos tejidos, todo eso tiene que reflejarse en la simulación para que se comporte como si fuera una tela real”.

“Si queríamos que Wētā FX hiciera trajes que parecieran reales, teníamos que darles algo en lo que basarse –dice Landau–. Las hermosas creaciones que diseñó Deb y que luego fueron confeccionadas por los increíbles artesanos del taller de Wētā FX lograron exactamente eso”.

Uno de los trajes más fascinantes que emergió en las primeras etapas del desarrollo fue el manto ceremonial que usa Tonowari (Cliff Curtis) el Olo’eyktan del clan Metkayina. “Es un traje muy significativo para un personaje de su talla –dice Scott–. El concepto inicial provino de unos grabados en blanco y negro de flora y fauna que yo había encontrado”. Scott se inspiró en la naturaleza, usando los colores del interior de la conchilla de los abalones “que son todos los colores del arco iris, del verde al violeta y al azul, plateado, de todo”, dice Scott, y los del amanecer. “Las plumas del interior del manto van del amarillo pálido hasta el naranja –dice la diseñadora de vestuario–. Son muy vibrantes. Al igual que un ave festiva, el personaje se pavonea”.

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