sábado, mayo 18, 2024
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Decadencia de un partido

El partido que lideró la revolución nacional, que “no solo poseía una ideología, sino que, además, tuvo la capacidad de introyectarla en vastas capas de la sociedad” (1), acabó resquebrajándose, como consecuencia de problemas internos. Por las desavenencias que deterioraron su tronco matriz. En este contexto surgieron, de sus filas, supuestos líderes “revolucionarios” y “contrarrevolucionarios”, “derechistas” e “izquierdistas”, “mercenarios” e idealistas, quienes dispersaron la fuerza motriz de aquella agrupación. Esa suerte adversa se asociaría hasta sus últimos años. Porque lo que existe ahora de dicho sector no es ni la sombra de otrora. No adquiere relevancia en la palestra política. No conlleva peligro para sus adversarios, quienes crecieron gracias a las conquistas de ese ente.
Recordemos las acusaciones que intercambiaron, en los años 80 del siglo pasado, los dirigentes de aquella tienda política, Gonzalo Sánchez de Lozada y Abel Ayoroa Argandoña, electo candidato a la Presidencia y senador por el departamento de La Paz, respectivamente. El primero dijo de éste: “ese dirigente se ha convertido en un mercenario de la política. Veo con mucha pena esa actitud” (2). El aludido, en respuesta a tales aseveraciones, le conminó a rendir cuentas, acerca de su inmensa riqueza. “Yo le exigiré que explique ante el pueblo el origen de su cuantiosa fortuna acumulada en los últimos 15 años, porque antes trabajaba de topógrafo y cineasta”, afirmó (3).
La sombra fatídica se había apoderado de ese partido. Como lo hizo, en otras circunstancias, de muchos otros, según la memoria histórica. Enumerar nombres, colores y siglas, sería largo y tedioso. Y seguirá su curso, por desgracia, en detrimento de quienes compiten, en la actualidad, enarbolando diferentes banderas de lucha, en la arena de las lides respectivas. Ningún partido, grande o pequeño, de alcance nacional o regional, está libre de esa amenaza. Ahí no interviene el imperialismo ni cosa parecida, sino que es la consecuencia, en particular, del desgaste, de la pérdida de credibilidad y de los desaciertos, consumados consciente o inconscientemente, ante la historia y los hombres. Que nadie se rasgue las vestiduras.
Las rencillas se mantienen por muchos años. Pocos son quienes tendieron a deponer esas actitudes. Pero los más jamás cambiarían de criterio ni modificarían esa decisión que ha profundizado heridas y desechado toda iniciativa de entendimiento. En contadas ocasiones fueron resueltos problemas, en aras de la paz y la tranquilidad partidarias. En síntesis: rencillas provocaron el desencuentro ciudadano y la devastación de importantes estructuras políticas. Éstas que fueron construidas con esfuerzo y sacrificio, en muchos años.
En suma: los partidos políticos, a nivel mundial, tal como surgen, se extinguen, marcando la historia de la humanidad. Tal situación no debe extrañarnos.

NOTAS
(1) Ernesto Araníbar Quiroga: “Crecimiento económico y procesos políticos”. Editorial Los Amigos del Libro, La Paz – Bolivia, 1978. Pág. 32.
(2) “Sánchez de Lozada dice que ADN nada tuvo que ver con el 21060”. Presencia, La Paz – Bolivia, 8 de septiembre de 1988.
(3) “Senador rechaza sindicaciones del Ministro Sánchez de Lozada”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 8 de septiembre de 1988.

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