domingo, mayo 5, 2024
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Por una patriótica concertación

Los bolivianos, en 2022, estuvimos muy enfrascados en pugnas intestinas, improductivas. Convivimos entre amenazas e intimidaciones. Entre la agresión, la represión y la persecución. Poniéndonos zancadillas, entre orientales y occidentales, como si no fuéramos hijos de una sola madre. Debatiendo sobre cómo hacer caer a quienes piensan diferente. Con huestes que sembraron pánico y zozobra. Con atropello a la libertad de expresión, que significó un atentado contra derechos humanos. Sin preocuparnos por los problemas que acarreará el futuro oscuro. Parece que lo prioritario fue practicar política, que, de una u otra manera, arroja buenos réditos. Engorda la billetera de quienes se dedicaron a esa actividad.
En consecuencia, ante esa desoladora realidad, donde predominaron las luchas internas, se hace imperativo convocar a una Concertación Nacional, para recuperar la paz social, siempre productiva. Que la inversión, nacional y extranjera, se desarrolle protegida por la seguridad jurídica. Que genere nuevos empleos, en particular. Es urgente poner punto final a los avasallamientos de propiedades privadas, inclusive de áreas protegidas. Detener el contrabando que mueve alrededor de 3.500 millones de dólares al año. “La población consume en un 60 por ciento productos de contrabando, en desmedro de la producción nacional”, aseguró el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero (1). Garantizar la libertad de prensa, golpeada, de manera permanente y sistemática, por intereses sectarios. Reducir la pobreza y extrema pobreza, que lastima a importantes grupos sociales. El número de empleados públicos, asimismo, que se aproximaría a 536.000 (2), cuya voracidad succiona ingentes montos del erario nacional. En 2006 se estimaba un número de 200.000 personas, quienes vivían a costa del Estado. Hoy esa realidad ha cambiado, terriblemente. Preservar la libertad ciudadana, en el entendido de que, ahora más que nunca, toda persona humana tiene derecho a la protesta, en un sistema democrático, restituido hace 40 años. Busquemos puntos de coincidencia, sin regionalismos, sin racismos ni odios, que nos permitan fortalecer la unidad nacional, que en la actualidad parece muy resquebrajada.
Una Concertación Nacional reuniría a todos los actores políticos, empresariales, sindicales, gremialistas, periodistas y otros, en la histórica perspectiva de limar asperezas, en aras de la tranquilidad y bienestar nacional. Con una agenda que priorice, fundamentalmente, temas del presente y futuro del país. Ello a fin de concordar, entre sí, criterios diversos, de todos quienes comprometan su participación en ese evento, que marcaría historia, con miras al 2023.
Una Concertación Nacional de esencia y contenido patriótico. Que interprete la realidad del momento que atraviesa Bolivia. Sus problemas internos y externos, sus avances y retrocesos, sus esperanzas y frustraciones. Que determine las líneas maestras, tendentes a recuperar, básicamente, la unidad nacional, sobre todas las diferencias. El entendimiento, mediante recursos civilizados, como el diálogo, que inspire confianza y puntos de coincidencia, en la búsqueda del desarrollo, con bienestar social.
En suma: que nadie busque excusas para no ser partícipe de la Concertación Nacional.

NOTAS
(1) “Banco Mundial sube crecimiento económico de Bolivia a 4,1%”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 5 de octubre de 2022.
(2) “País sin crédito”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 25 de noviembre de 2022.

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