lunes, abril 29, 2024
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James cameron regresa a pandora desafiando las fronteras tecnológicas de lo que se creía posible en Avatar: El camino del agua

Los fans del fascinante mundo de Pandora ya están disfrutando en cines de AVATAR: EL CAMINO DEL AGUA.
Esta trama enfrentó a los realizadores de la nueva película a un desafío inédito: desarrollar la captura de actuación para los entornos acuáticos. Así, el equipo se dispuso a revolucionar nuevamente el uso de la tecnología al servicio de la narración, corriendo aún más los límites de lo posible para contar la historia de la forma más extraordinaria.
El tanque donde sucedió la magia
En 2009, James Cameron y su equipo rodaron AVATAR utilizando la revolucionaria técnica de “captura de actuación facial basado en la imagen” para dar vida de la forma más real a los personajes generados por computadora. Para lograrlo, desarrollaron un nuevo sistema utilizando una cámara montada en la cabeza de los actores para registrar con precisión los matices más pequeños de sus actuaciones faciales. Lo que es más importante, la cámara registraba el movimiento de los ojos, que no había sido el caso con los sistemas anteriores. Esa información luego era procesada por el equipo de efectos visuales, quienes desarrollaron la tecnología necesaria para lograr que los personajes generados por computadora se emocionaran exactamente como los actores cuya interpretación estaban reflejando. Para AVATAR: EL CAMINO DEL AGUA y sus secuelas, el sistema anterior se reemplazó por dos cámaras de alta definición diseñadas para registrar la actuación con más fidelidad y mayor sutileza.
Al comienzo de la producción de AVATAR: EL CAMINO DEL AGUA, Cameron y su equipo se reunieron para pensar cómo enfrentarían el nuevo desafío de hacer la captura de actuación bajo el agua. “La clave era poder filmar bajo el agua y en la superficie del agua para que la gente se viera nadando, saliendo del agua y buceando como debe ser. Se ve real porque la captura de movimiento fue real. Y la emoción fue real”, cuenta Cameron.
Para lograrlo, se construyó un tanque gigantesco que contenía mil metros cúbicos de agua y funcionaba como el escenario subacuático de captura de actuación. “Eso se convirtió en nuestro sistema completo de batalla. Podíamos hacer olas que rompían en la orilla y hacer que la gente saliera del agua mientras le rompían las olas encima. Podíamos generar interacción entre las olas, las criaturas y la gente que salía a la superficie”, describe el realizador.
Sin embargo, el primer obstáculo no tardó en presentarse. Rápidamente, el equipo advirtió que la tecnología de captura de actuación solo funcionaría bajo el agua si esta era completamente cristalina. Esto significó que los camarógrafos no podían usar equipos de buceo mientras filmaban, ya que esos equipos generan burbujas. “Cada una de esas burbujas funciona como un diminuto espejo deformante. El sistema que está tratando de leer todos los sensores que tiene el actor en el cuerpo para poder capturar el movimiento no puede distinguir entre los sensores y las burbujas”, explica Cameron. La restricción llevó a todos a tener que contener la respiración estando en el tanque, incluyendo los técnicos de iluminación, los operadores de las cámaras y los mismísimos actores.

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