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Limitaciones de la naturaleza impuestas a la ciencia

La ciencia ofrece nuevas posibilidades de aumento de la eficacia de la actividad del hombre; las ciencias reducen la experiencia de la vida que pasa veloz. La ciencia va descubriendo nuevas posibilidades que aportan siempre a la actividad humana.
Es prácticamente el conocimiento racional lo que debe separar, previamente, lo posible de lo imposible; determinar la estrategia y la táctica de la actividad humana.
Al aplicar las leyes descubiertas por la ciencia, el hombre extiende la esfera de lo posible, reduciendo la esfera de lo imposible; pero existe una imposibilidad llamada “imposibilidad absoluta”, ya que en la relación del hombre con la naturaleza no podemos dejar de tener en cuenta las limitaciones impuestas por la naturaleza a la actividad del hombre.
En la relación del hombre con la naturaleza, en la actividad de los hombres, con cualquier desarrollo técnico, no se puede prescindir de la necesidad natural de que la “ciencia es toda poderosa”; pero claro está que tampoco le permitirá al hombre hacer lo que le venga en gana. Por ejemplo, si en el curso del recalentamiento tecnógeno permanente del planeta, hecho por la técnica del hombre; los hombres lo traspasarán y alterarán irremediablemente las condiciones climáticas de su propia existencia.
Por mucho que crezca el poderío científico y técnico de la humanidad, nunca será ilimitado, independiente de las limitaciones, tanto relativas como absolutas impuestas por la necesidad natural. Ocurre que la naturaleza es activa, no es objeto pasivo de las acciones humanas.
Mientras que esas necesidades naturales se manifiestan en forma de poderío incontrolable de las fuerzas ciegas de la naturaleza que aplastaba al hombre débil, hoy esa necesidad está vinculada, ante todo, con la fragilidad de la naturaleza, a la cual el poderío técnico no coordinado, puede destruir irreversiblemente y aniquilar la base material del ser del propio hombre.
Hemos leído y estudiado detenidamente, ordenado sistemáticamente, dando nombre apropiado a cada apartado para mejor comprensión del amigo lector. El nombre que se cita no está en el texto de Iliac Novik, autor del libro SOCIEDAD Y NATURALEZA, Moscú, 1982.

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