lunes, abril 29, 2024
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Exguerrilleros y terroristas administran la democracia

Un destacado profesor de una universidad europea, me preguntó: ¿Por qué nuevamente la izquierda-socialista gobierna en Latinoamérica? A esta pregunta corresponde una respuesta meditada y objetiva, que nos aproxime a la realidad en la que vivimos.
Es cierto que en las últimas elecciones en nuestro subcontinente, han llegado al poder comunistas, exguerrilleros y exterroristas, y en nuestro país hace más de tres lustros (no olvidemos que el exvicepresidente García Linera, estuvo encarcelado por acciones terroristas), es que en el mundo y en especial en Latinoamérica, hay una suerte de crisis de liderazgo que repercute en las corrientes políticas no comunistas y que dejan espacio precisamente a individuos de la vieja escuela “castrista”.
Los gobiernos del populismo-socialista que gobernaron o gobiernan en esta parte del mundo, se beneficiaron con los altos precios de las materias primas que exportamos los países en desarrollo, precios que hasta el año 2014 se elevaron como nunca antes (el barril de petróleo subió de 30 dólares, hasta llegar a 150 y así el precio de otras materias primas), estos elevados precios significaron tiempos de bonanza, como en Ecuador, Brasil, Bolivia, Argentina y algún otro país, y en consecuencia el pueblo vivió una fantasía de pasajero bienestar, que ahora cree que ha de retornar y en consecuencia vota por los candidatos de estas corrientes populistas de izquierda.
Muchos de los recursos financieros que ingresaron a los países del área, fueron mal administrados, con obras elefantiásicas, bonos, subvenciones, despilfarro y corrupción, y los gobiernos posteriores heredaron arcas vacías, pero el pueblo no entra en detalles y sólo mira atrás, a los buenos tiempos y esa añoranza dirige sus preferencias políticas.
Al bolsillo de los pueblos, no le importa mucho que los regímenes populistas no hayan sido del todo democráticos y que, más al contrario, establecieron gobiernos autoritarios, que cercenaron muchas libertades ciudadanas, con la indiferencia del pueblo o poca reacción de éste.
Otra de las variables del éxito electoral populista en algunos países, es el “fraude electoral” que, cual recetario del “Foro de Sao Paulo y Puebla”, se beneficia de los padrones electorales fraudulentos y elaborados en los tiempos de sus gobiernos, en algunos casos, o la propaganda electoral basada en los buenos tiempos económicos.
Lo evidente es que, en nuestro suelo americano, se está dando una batalla entre las corrientes autoritarias del populismo-socialista y la democracia como sistema de vida. Los enemigos de la democracia tienden en el gobierno a acumular poder y con el abuso de este controlar las instituciones y dirigir el voto, cuando llaman a elecciones, o quedarse en poder con el respaldo de las bayonetas y la violencia. El comunismo es, por principio, contrario a la democracia de libertades.
La democracia liberal o de libertades, es producto de una larga evolución política, que tiene sus raíces en la antigua Grecia, las revoluciones inglesas de 1647 y 1688, el pensamiento de filósofos como Hobbes, Locke y los enciclopedistas franceses, con sus teorías del estado de naturaleza, el contrato social, la soberanía del pueblo etc., y las luchas revolucionarias para hacer realidad la República democrática, alejadas de la historia de los pueblos indo hispanos de Latinoamérica, que vivieron sometidos al poder teocrático pre-hispánico y la dura colonia posterior, para luego vivir una delicada e inestable vida republicana, con malos gobiernos que poco hicieron para desarrollar a sus pueblos, (salvo algunas excepciones de buenos gobiernos).
Urge educar a las nuevas generaciones, en los valores de vida democráticos, donde sean respetadas las leyes, la propiedad privada, las libertades fundamentales y se luche frontalmente contra la corrupción, la pobreza, el desempleo y la falta de educación, pues no olvidemos que solo la educación hace libres a los pueblos, libres de cometer errores eligiendo a malos gobernantes que, luego en el poder, oprimen al pueblo y lo condenan a mayor pobreza en la que vivían.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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