domingo, abril 28, 2024
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¿Extrema derecha?

Resultan más que llamativos los epítetos que utilizan distintos medios de comunicación en el momento de hablar sobre las corrientes políticas contrarias al progresismo; es normal escuchar apelativos como: “extrema derecha”, “derecha radical”, “derecha neo fascista”, etc. Sobre el tema, el politólogo Jorge Velarde Rosso menciona lo siguiente: “extrema derecha” es definida por la extrema izquierda como cualquier corriente política que se oponga a la izquierda; este criterio es repetido sin ningún filtro crítico, y es que estos grupos ni siquiera podrían definir claramente lo que es “derecha”.
La consigna parece ser clara: desacreditar a toda costa cualquier postura contraria a los regímenes políticos progresistas de izquierda, que, dicho sea de paso, tienen sobre sus espaldas severas denuncias de atropellos a los Derechos Humanos. Sostener que las posturas progresistas son sinónimo de inclusión y bienestar no encaja en la descripción gráfica de estos regímenes políticos. Es necesario aclarar que no toda inclusión es sinónimo de aceptación, y que el progresismo no es sinónimo de progreso.
Resulta pertinente dilucidar que las corrientes de derecha que vienen resurgiendo en Europa y en distintas partes de América Latina basan sus principios económicos en el respeto al libre mercado o libre competencia, dejando de lado el intervencionismo estatal, pues queda más que claro que a mayor envergadura del Estado, es mayor la corrupción.
Analizando los principios sostenidos, la llamada derecha política, los adjetivos calificativos de «extrema» resultan totalmente inapropiados, pues respetar la propiedad privada no es ser extremista; fomentar una educación en valores no es sinónimo de fascismo. Ocurre lo contrario con las denominadas corrientes progresistas de izquierda, las cuales buscan imponer un intervencionismo estatal en todos los aspectos del quehacer humano, entonces, ¿quién es verdaderamente extremista?, ¿es, acaso, la postura política la que basa sus principios en el respeto a la libertad individual y el derecho al crecimiento económico, o la ideología de izquierda que busca, de manera infructuosa, la estandarización de la propiedad privada, y de los ingresos económicos?
Los diferentes medios de comunicación no solo tildan de extremismo al libre mercado, también es considerada «neo fascista» cualquier forma de manifestación de Fe basada en valores y principios tradicionales. Es curioso que los regímenes de Ortega, Maduro o la dictadura castrista no sean señaladas como “extremos”; es más, terminan siendo valorados y defendidos bajo el «paraguas» de la libre determinación de los pueblos. No obstante, cuando el mismo pueblo es el que elige una corriente contraria al progresismo ya no se valora esta «autodeterminación», es más, resuenan las voces de alarma en casi todos los medios de comunicación, mismas que se encuentran repletas de falacias, mentiras y engaños con el único afán de infundir miedo y generar desconfianza en la población.
Si ser de «extrema derecha» es sinónimo de respeto a libertad individual, al fomento del libre mercado como método eficaz de lucha contra la pobreza, de respeto a la propiedad privada, de imparcialidad jurídica libre de ejecuciones sumarias y de una educación basada en valores y principios, creo que nuestro país se encuentra más que urgido de estas mal llamadas «posturas extremas».

El autor es Teólogo y Bloguero.

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