jueves, mayo 2, 2024
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La adicción al poder y el afán de reproducirlo

El poder es adictivo para hombres y mujeres. Los que llegan al mando supremo de un Estado desean reproducirlo y buscan el logro por cualquier medio. Algunos hallan atajos legales con la finalidad de lograr una o varias elecciones. Hay quienes lo hacen por vías de hecho, contra la voluntad soberana.
El expresidente Evo Morales desde su primera gestión se empeñó en asegurarse la reproducción del poder. Sus intenciones tuvieron sostén en los dos tercios de votos favorables que tenía en la Asamblea Legislativa. Durante el apogeo de su mandato aceptó desafiante la propuesta opositora de revocar su mandato. El Órgano Legislativo extendió el revocatorio a los gobernadores de los nueve departamentos. Morales salió airoso y logró desembarazarse de gobernadores que le eran incómodos, comenzando por el de La Paz, José Luis Paredes. La propuesta fue un error de cálculo de la oposición.
Pese a las críticas, débiles entonces, alcanzó fácilmente un segundo período, conforme a la Constitución. Una tercera le fue posible bajo una argumentación forzada y bastante capciosa, en sentido de que la nueva Constitución significaba la refundación de Bolivia. Se había borrado imaginariamente todo el pasado nacional. En sentido figurado, constituía su primera elección.
Siempre celoso de su poder, desconfiaba de su entorno, pero alentaba a los cercanos fieles y obsecuentes. Poseía un frondoso cuerpo de seguridad y se dotó de un helicóptero para garantizar su seguridad. Una de las tácticas sugeridas por sus asesores ha sido y es todavía simular la acechanza de algún enemigo. No solo la oposición, también la prensa “verdadera opositora”. Desde antes de su mandato consideró a Estados Unidos, al “Imperialismo”, como enemigo mortal que, además, conspira para derrocarlo. Obedeció a ello la expulsión del embajador Goldberg, de EE.UU, así como de la DEA y USAID. Medidas que fueron posibles por la panacea del alto precio de las materias primas. En lo interno su especulación persuade a sectores numerosos.
La idea invariable de reproducir su poder lo llevó al referéndum consultivo de 2016 para un cuarto período de gobierno. Este evento se llevó a cabo faltando tres años para la elección de 2019. Las primarias, innovación de su rúbrica, se efectuaron en enero de 2019 para el voto a fines de ese año. El referendo consistía en que la mayoría del electorado vote por la derogación del artículo 168 de la CPE (el mismo limita la reelección presidencial a dos períodos), abriendo el camino a un cuarto período. Luego sobrevino el sabido “derecho humano” a la reelección, a cargo del Tribunal Constitucional.
Estas anticipaciones le permiten planificar con tiempo sus recursos para neutralizar un eventual rechazo. El mismo fin tiene su precandidatura cuando faltan tres años para la nueva elección de 2025. A ello responden las denuncias y acusaciones conocidas contra el entorno de gobierno del presidente Luis Arce, a quien considera peligroso competidor ante su determinación –obvia en Morales– de postularse como sempiterno candidato presidencial.

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