jueves, abril 25, 2024
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Lo que pasó en Chile es un espejo

Es conocido por todos que el domingo 4 de este mes en Chile rechazaron contundentemente en su referéndum la propuesta de nueva Constitución. El acontecimiento continúa haciendo noticia en gran parte del mundo. Llanamente se puede decir al respecto que en esta Viña del Señor hay de todo. Sobre ello, María Paula Romo Rodríguez, columnista de Infobae, publicación internacional, bajo el título ¿Qué representa el rechazo chileno para América Latina?, hace conocer interesantes criterios en torno a dicho suceso.
Basada en un trabajo que publicó un analista mexicano, comienza indicando: “Ortega y Gasset sostenía que los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres. Me parece que podemos decir algo similar de las constituciones. Estos documentos normativos que recogen los acuerdos políticos fundamentales de un Estado son, al mismo tiempo, reflejo de las contingencias históricas y de los proyectos políticos que caracterizan a la época en la que son adoptados. Así empieza Pedro Salazar, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, uno de sus artículos sobre el Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano”. Destaca que con una votación sin precedentes, pues se trató de una elección de voto obligatorio, casi ocho de los trece millones de chilenos se pronunciaron en las urnas en contra del proyecto de nueva Constitución que se debatió durante un año en un cuerpo colegiado de 155 integrantes, con paridad entre hombres y mujeres y 17 escaños para pueblos indígenas, donde la izquierda tuvo la mayoría de los integrantes de la Convención y los partidos políticos tradicionales fueron superados por candidatos “independientes”. El resultado de este proceso fue un proyecto de Constitución que se inscribiría en lo que se ha llamado el Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano, con cartas amplísimas de derechos, reivindicaciones identitarias para pueblos indígenas, con especial énfasis en agendas ambientalistas, feministas y la diversidad sexual.
¿Cómo entender que este proyecto político fuera rechazado en todos los territorios del país y que las zonas más pobres de Chile fueran precisamente aquellas en las que es aún mayor la diferencia entre apruebo y rechazo? Si las constituciones son hijas de sus tiempos, ¿este resultado es también una evidencia de nuevos tiempos que no se corresponden con ese proyecto de Constitución?, se pregunta. América Latina –y Chile no es distinta en esto– entre el fin de la era de bonanza y el devastador impacto del COVID-19 perdió 20 años de avances en la atención a sus necesidades más primarias: el nuestro es hoy un continente en que el hambre, la pobreza, el desempleo, la angustia por la desprotección frente al delito, son las preocupaciones sobre las que los ciudadanos esperan y exigen respuestas, añade.
También dice: “antes de medir los efectos que ha tenido en la región la guerra en Ucrania, en América Latina la crisis alimentaria arrojaba las peores cifras de los últimos 15 años. Mientras en todo el continente crecen las cifras de delitos y baja la confianza en la justicia, ¿cómo explicar posturas políticas de complicidad y contemplación con la violencia, siempre que venga de sectores políticos afines? Tal vez los nuevos tiempos nos obligan a volver los ojos a lo fundamental: justicia e igualdad ante la ley, antes de que las reivindicaciones se confundan con privilegios; prioridad en atender la nutrición de los niños, el hambre, la salud primaria de las familias y medidas para impulsar la recuperación del trabajo; uso reglado de la fuerza en lugar de romantizar el vandalismo y la violencia; búsqueda de mínimos comunes, en lugar de imposiciones maximalistas desde una superioridad moral que no existe. Acaba diciendo: “más allá de la resolución política interna que Chile y los chilenos identifiquen para este momento, el rechazo del domingo es un espejo en que toda la región puede y debe mirarse; los problemas son muy parecidos, la insatisfacción y la impaciencia están ahí. En un escenario tan complejo, para nadie hay triunfo.
No deja de ser de veras una señal determinante, en sentido de que los tiempos y las actitudes de los hombres cambian siempre, y ahí está el espejo chileno y otros en la región y el mundo, para demostrarlo.

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