Hagamos fácil a nuestros invitados

Cómo nos encanta ser bien tratados, a quién no le gusta recibir atenciones y gentilezas, indudablemente nos hace sentir apreciados, especialmente cuando somos invitados y percibimos que podemos desenvolvernos con total confianza. No es difícil darnos cuenta el esmero con el que los anfitriones nos reciben.
Desde que llegamos hasta que nos retiramos, experimentamos sensaciones que, de alguna manera, nos obligan a corresponder con una próxima invitación… Es lo que realmente corresponde, se trata de devolver la gentileza.
Ser anfitrión, definitivamente es un arte y no se refiere únicamente a quien invita un almuerzo en casa o paga la cuenta en un restaurante, ser anfitrión es más que eso, y quien tiene el privilegio de serlo, debe tomar en cuenta muchos detalles que harán que se destaque como tal.
A través de algunos estudios, se ha comprobado que las personas que tienen comportamientos gentiles con los demás, por muy pequeños que sean, además de tener muy buena autoestima, gozan de buena salud y tienen un mayor nivel de felicidad, incluso mucho más que aquellas personas que solo piensan en sí mismas.
Estoy segura que en algún momento de nuestras vidas todos lo hemos experimentado… Hay una satisfacción muy especial cuando tratamos bien a alguien, cuando lo hacemos sentir bien, y cuando agasajamos a nuestros invitados en un almuerzo o cena no es la excepción.
Para algunos, ser anfitrión puede significar un momento de stress, especialmente si no tienen mucha experiencia, pero tranquilos, todos en alguna etapa de nuestra vida hemos vivido este momento, pero con el tiempo podemos llegar a ser verdaderos expertos y sentir un gusto especial.
Quien invita sabe que debe hacer hasta lo imposible para que sus invitados se sientan bien y tengan una permanencia maravillosa e inolvidable mientras estén bajo su techo, debe brindarles lo mejor de sí.
Debemos recordar que todo lo que pasa en nuestra casa, si somos quienes recibimos, hablará directamente de nosotros de la misma manera que lo hace nuestra mesa, donde hemos planificado realizar el almuerzo o la cena, a través de ella nuestros invitados se darán cuenta si somos ordenados, si manejamos bien nuestros tiempos y en suma si hemos planificado bien todo lo que sucederá en la ocasión.
Ser un buen anfitrión también es saber disfrutar del evento, estar tranquilo, relajado, de buen humor y mostrar seguridad en todo momento en lugar de decir “estoy muerta, preparé la cena toda la tarde” o lo que habitualmente se escucha “no alcancé a vestirme con tanta cosa que hice”.
Podemos seguir mencionando las tareas que son necesarias para cuando tenemos un evento, en este caso hablamos de un almuerzo o cena…
El lugar es fundamental: si es en casa o en algún otro espacio, también se debe pensar en la temperatura de este lugar que siempre es importante, pues no podemos exponer a nuestros invitados a temperaturas incomodas, ya sea mucho calor o mucho frio, en todo caso hay que procurar un término medio, y también planificar si será en el interior o el exterior del inmueble, sin duda la música es importante, debe ir de acuerdo con la ocasión. Hoy es más sencillo que antes, hay plataformas donde es posible hacer una lista de temas (play list) que se adecúe perfectamente a la ocasión, el menú y principalmente la mesa, que es a lo que voy a referirme ahora.
El comedor será siempre el punto central del encuentro, por lo tanto, es muy importante todo lo que se vea y suceda ahí.
Siempre recomiendo tener una mesa auxiliar para disponer las botellas de vino, gaseosas o jarras de jugos y cualquier otro elemento que pueda ocupar espacio innecesario en la mesa, y sobre todo incomodar a los comensales, si quisiéramos tener una mesa saturada de elementos, no se debería tomar en cuenta los 60 cm que deben ser asignados a cada comensal para que se sientan cómodos, tampoco sería necesario pensar en la altura del centro de mesa (generalmente flores) para que no interfiera en la visibilidad con los comensales del frente. Tener demasiados elementos en la mesa, no hace más que restar la elegancia y armonía que con total seguridad hemos procurado al montar la mesa.
Tengamos en la mesa todo lo necesario, no se trata de una exposición que posiblemente cada comensal deba mover por falta de espacio, esto en lugar de ser cómodo es más que inapropiado, mucho más aún si se trata de una cena o almuerzo formal.
En una mesa formal no se debe colocar botellas de vino, gaseosas, jarras, set de alcuza, paneros, salsas (ketchup, mostaza, mayonesa), entre otros.
Aunque en un ámbito familiar todo esto es normal, no es lo correcto, en una mesa familiar podemos encontrar incluso una cajita con servilletas de papel, pero, que una gran mayoría lo haga, no quiere decir que esté bien, las servilletas deben ser de tela… vamos a dejar las servilletas de papel para los lugares de comida rápida (fast food) y aprovecho para recomendar de la manera más vehemente, descartar definitivamente los famosos mondadientes, escarbadientes, pica dientes, palillo de dientes o como quieran llamarlo… no hay nada más desagradable que ver a una persona realizando una cirugía bucal en plena mesa, ni aun tapándose con la servilleta como si fuese una cortina, es lo más desagradable y ordinario que puede haber, jamás debe estar en la mesa.
Todo lo que hagamos en casa, donde supuestamente nuestro comportamiento es más distendido por la confianza natural que hay, replicaremos de manera espontánea y sin darnos cuenta cuando nos inviten, si en casa hacemos todo de cabeza por el simple hecho de estar en confianza (pésima manera de pensar), también lo haremos cuando estemos fuera de ella, así que mejor practiquemos y que se transforme en un hábito hacer lo que es correcto y con mayor razón cuando tenemos niños, sino ¿Qué ejemplo podremos darles?
Nunca olvides que ser un anfitrión es todo un privilegio, pero también es una gran responsabilidad. El momento que decides serlo, debes ser capaz de sorprender a tus invitados con detalles, y el gusto de hacer las cosas bien hechas.