miércoles, mayo 8, 2024
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Prosperidad y eternización de dirigentes sindicales

Sobre los altos sueldos que perciben los dirigentes declarados en comisión, en primer lugar, es necesario recordar que la principal misión de los sindicatos de trabajadores es luchar por los derechos de sus afiliados, por el salario justo, por mejores condiciones de trabajo, etc. Incumplen su mandato los dirigentes que desvían estos deberes por afanes políticos, por prebendas personales y, peor aún, cuando se ofrecen al gobierno de turno. Semejante actitud les permite gozar de sueldos insultantes sin trabajar. Esto desvirtúa el sindicalismo. No se trata –como alguien dijo— de una “compra” de la dirigencia, sino de una descarada vendimia.
YPFB fomenta este acomodo nada menos que con 61 declarados en comisión para una función que es suficiente con dos o tres personas. Este síndrome de impudicia abarca tres lustros, desde la llegada de Evo Morales al poder. Los llamados “dirigentes” no tienen reparo en presentarse en actos proselitistas del MAS o de los gobiernos de turno. Su falta de vergüenza los lleva a actos de adulación, como el regalo de una medalla de oro al ex presidente, disponiendo a su arbitrio de los recursos del conjunto de los afiliados. Fueron tan incondicionales con Evo Morales como ahora son con Luis Arce. No respetan las formas de un sindicalismo honesto, que es lo mínimo que sus bases deben exigirles.
Lo anterior no podría llevarse a cabo sin una coordinación, por decir lo menos, con los altos ejecutivos de YPFB y en el resto de empresas públicas. Estos hechos han degenerado en negocio, por tanto, la contrapartida a favor de la primera plana de ejecutivos es el silencio y un cruzamiento de brazos de la dirigencia ante la posible corrupción –sin descartar su probable participación– y los desmesurados sueldos que, a su vez, cobra ese nivel burocrático. Se impone que el gobierno haga conocer el monto global de este derroche económico a cargo de las empresas púbicas y descentralizadas. Tal monto, sin duda astronómico, hurta a la atención a las necesidades básicas de la comunidad y el cual debería servir a un mejor destino.
YPFB y la COD de Santa Cruz son casos –no los únicos— de la perpetuación de los dirigentes. Un ejemplo es el máximo de la COD que ocupa esa posición por más de 10 años y se muestra públicamente militante del MAS. Este dirigente ha sido candidato de esa tienda política a gobernador en 2015 y recibe 21.000 bolivianos mensuales durante el mismo tiempo. Su par de la FSTPB (Federación de Petroleros) ocupa la presidencia sindical en YPFB desde hace 10 años, está también “orgulloso” de pertenecer al Proceso de Cambio. Se le asigna el sueldo de más de Bs.19.000. Aquí se plantea la alternativa de ser dirigente sindical o político. Defender dos banderas al mismo tiempo es incompatible y contradictorio, además de violatorio de principios y de la ética.
Para mayor crítica, la COD (Santa Cruz) tiene como Secretario Ejecutivo a un miembro perteneciente a YPFB, organismo privilegiado y de sueldos expectables, a diferencia de gran parte de los trabajadores con muy menores retribuciones o con el mínimo salarial vigente. Estamos ante otra paradoja sindicalista.

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