jueves, abril 25, 2024
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Marco Antonio Etcheverry: “Un símbolo patrio”

Un día, no hace mucho tiempo, al celebrarse la fiesta patria, la maestra pidió a sus pequeños alumnos que dibujen lo que creen que representa a nuestro país; entonces una adorable niña llamada Isabella presentó una página coloreada con imágenes bien determinadas; la bandera tricolor, la kantuta, el patujú y Marco Etcheverry vistiendo la casaca verde del seleccionado cerca de una pelota de fútbol. En su inocente y orgullosa defensa, la niña le dijo a su educadora: “Miss, ¡Marco Etcheverry, el jugador de fútbol, es mi abuelito…!”
Y cuán cierta fue la apreciación de la pequeña, Etcheverry es un símbolo patrio para los bolivianos, porque a partir de la histórica clasificación de Bolivia al Mundial USA ‘94, se convirtió en “el mejor jugador nacional de todos los tiempos”, según entendidos.
“Después de Dios y mi familia, para mí, el fútbol es lo más importante; ha sido lo que me ha ilusionado en mi vida para desarrollar mi sueño. El fútbol fue una de las más grandes ilusiones que tuve desde niño”, declaró Marco Antonio Etcheverry Vargas, en diálogo exclusivo con Retro Fútbol de EL DIARIO.
Si bien, la mayoría de los bolivianos lo tenemos como un símbolo patrio, en Estados Unidos lo catalogaron “una deidad del fútbol” (según Al Día de Dallas y otras publicaciones) porque desde el pasado 21 mayo pisó la fama de talla mayor al ingresar oficialmente al “National Soccer Hall of Fame” de Frisco (ciudad del Estado de Texas).
Nuestro exmediocampista estrella comparte ahora honores en Estados Unidos, junto a los mejores jugadores de la historia de Estados Unidos, entre ellos Clint Dempsey, Carlos Valderrama, Tony Meola, Cobi Jones, entre algunos, quienes también forman parte de esa galería de famosos.
“Actualmente radico entre Virginia y Washington (Estados Unidos), además de Santa Cruz de la Sierra. Estamos con un proyecto ‘Fútbol 7’ que vamos a presentarlo este 14 de septiembre en Barcelona”, informó el famoso “Diablo”.
Marco es fuerte. Término que mejor define a su personalidad bien plantada a sus 51 años de edad; pero esa fortaleza está adornada por una humildad e inteligencia innatas, que le ayudaron a constituirse en una leyenda después que ese 23 de junio de 1993, cuando a los ’88 minutos de un partido de Eliminatoria, tras una gran corrida por izquierda, luego de sacar la marca de varios defensores y muy cerca de la línea; en un forcejeo con el defensor Ricardo Gomes, logró un centro rasante que Taffarell no pudo contener por entre las piernas. Entonces, el mundo entero habló de Bolivia y de Etcheverry.
Le quitamos el invicto de 40 años al Brasil, en el Estadio “Hernando Siles” de La Paz y fue el paso fundamental para llegar al Mundial USA ‘94. Etcheverry fue el autor de aquella hazaña que infartó a más de un aficionado y que le dio a nuestra patria la alegría más grande de la historia, la posibilidad de abrazarnos entre propios y extraños, sin distinción de credos, ideologías o clases sociales. Fue la auténtica forma de levantar con orgullo la bandera tricolor y recibir el apoyo casi demente de nuestros países hermanos. Bolivia fue grande, como siempre debería ser.
Etcheverry, cuya “chapa” – no es muy de su agrado – “El Diablo”, surgió de las venas de la gran academia Tahuichi Aguilera y en su trayectoria

FICHA

Nombre: Marco Antonio Etcheverry Vargas
Lugar de nacimiento: Santa Cruz de la Sierra- Bolivia
Fecha de nacimiento: 26 de septiembre de 1970
Actividad actual: Entrenador de fútbol
Residencia actual: Virginia- Washington y Santa Cruz
Familia: Elva Justiniano (esposa), Marquiño, Maikol, Cristhian y Fiorela (hijos) e Isabella (nieta)

pasó por equipos de fútbol de Bolivia tales como Destroyers, Bolívar y Oriente Petrolero; internacionalmente, el club español Albacete Balompié, el club chileno Colo-Colo, el colombiano América de Cali, el estadounidense D.C. United (club en el que estuvo por 8 años), y los ecuatorianos Barcelona Sporting Club, Club Sport Emelec. Todos de primera división.
En el 2005, fue nombrado uno de los mejores jugadores de la historia de la MLS. También fue nominado para el Botín de Oro junto a futbolistas como el colombiano Carlos Valderrama y otros de ese tiempo.
En su historial numérico, entre 1986 y 2006, cuenta con 556 partidos jugados y 121 goles.
Según registros oficiales de Estados Unidos, se unió al D.C. United de la Major League Soccer (MLS) en su temporada inaugural en 1996, obteniendo con el club 3 campeonatos, siendo nombrado Mejor Jugador del Campeonato en 1998. Jugó 191 partidos en la liga, anotando 34 goles y registrando 101 asistencias (el número de juegos y asistencias es un récord para el DC United).
Marco se retiró de ese campeonato a finales de la temporada 2003.
En el año 2006, en Bolivia (Santa Cruz de la Sierra), se hizo un partido de despedida a su brillante carrera, en el estadio “Ramón Tahuichi Aguilera” entre la mundialista selección boliviana del ’94 y “Amigos de El Diablo”, equipo formado por rutilantes estrellas del balompié sudamericano como José Luis Chilavert, Carlos Valderrama, Diego Latorre, Álex Aguinaga, entre otros.
Luego comenzó su actividad como entrenador y pasó por el Bengal Tuskers (2011-2012), Oriente Petrolero (2009) y SD Aucas (2009). Fue considerado una de las piezas fundamentales para el desarrollo de fútbol soccer en los Estados Unidos y actualmente trabaja con proyectos de fútbol para la formación de nuevos valores, tanto dentro como fuera de nuestro país.
“Cumplí con mi familia , mis padres Elda, Pali mis hermanos y hermanas Jhonny, Leny, la Negra (orgullosa desde el cielo) Silvana, Roxana , mi esposa Elva (Justiniano), mis hijos Marquiño, Maikol, Cristhian y la adulada Fiorela a todos mis sobrinas sobrinos, tíos, mi nieta (Isabella) , millones de amigos en el mundo, a toda mi Bolivia que amo tanto, mis compañeros de niñez, colegio, fútbol; gracias muchísimas gracias por su apoyo, ya me puedo morir tranquilo, feliz (porque) cumplí mis sueños y además de eso me premiaron. ¡Qué bueno es Dios conmigo (…)!”, escribió en su cuenta de Facebook cuando entró a la galería de la fama del fútbol estadounidense en mayo pasado.
“Si tuviera que elegir un solo momento en mi vida para que la gente me recordara, sería injusto. Por ejemplo, fue hermoso lo que me tocó vivir en Chile pero la Selección Boliviana marca algo muy importante, increíblemente profundo para mí, que no tiene comparación y no tiene precio”, dice Etcheverry.
Desde su punto de vista, la diferencia que marca el fútbol de ayer y el de hoy en Bolivia es el apoyo de la hinchada. “Si antes se llenaban los estadios, ahora ya no. Mis etapas en Destroyers y Bolívar fueron hermosas porque llenábamos estadios, por ahí pasa mucho, la gente nos ayudaba para hacer las cosas bien.”, afirma.
Según Etcheverry uno de los factores preponderantes para que el fútbol boliviano no destaque internacionalmente es la falta de interés en la formación de nuevos valores. “La Academia Tahuichi, Enrique Happ, formaban jugadores, los dueños de esas academias gastaban todo su dinero para ayudar a los jóvenes a cumplir sus sueños, ahí está la gran diferencia, que antes invertían dinero para formar futbolistas y ahora es todo más negocio”, asevera.
“Tiene que haber un trabajo muy serio para sacar adelante al fútbol boliviano, no solo de parte del Presidente de la Federación Boliviana de Fútbol, si no con la participación de todos los actores”., acota.
Luego, deja volar su imaginación y asegura que si la vida le concediera tres deseos para el futuro estos serían. “un año más para jugar fútbol, que las personas que están encargadas de manejar el fútbol entreguen todo de sí y que no se valgan del fútbol. Finalmente, que Bolivia vuelva a clasificar a un Mundial”.
“A la juventud boliviana le digo que: todo lo que haga, siempre lo haga a un cien por cien y así van a poder lograr sus sueños”, concluye.

GHILKA SANABRIA PRADEL

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