Como siempre, la historia del país muestra condiciones deficitarias en su situación económica porque no se observó prudencia y mesura en los gastos. El gobierno y sus dependencias han confiado en que “el Estado puede pagar porque tiene dinero”, una frase engañosa, alejada de la verdad y quien cree en sus alcances, se engaña absurdamente para convencer al país y continuar con gastos (muchas veces festinatorios y alejados de los presupuestos).
El gobierno y todas sus reparticiones tiene que sujetarse a las partidas presupuestarias y, además, observar conductas austeras y, en lo posible, ahorrar, evitando sobre todo los gastos dispendiosos e irresponsables (como lo ocurrido en casi catorce años del régimen masista). En todo caso, una buena y responsable administración señala que se debe ajustar estrictamente a las partidas presupuestarias y ahorrar la mayor cantidad de dinero para cubrir deficiencias que se presenten. Tener austeridad en los gastos es medida apropiada no solamente para las dependencias gubernamentales sino para cumplir en todos los niveles de la economía privada (incluida la hogareña), solamente obrando con honestidad y responsabilidad, puesto que los recursos económicos para administrar no son propios sino de la nación y, si son privados, ser más austeros y escrupulosos porque se debe entender que pertenecen al conjunto familiar. Y es que tanto el presente como el futuro de una familia depende de comportamientos que se presenten para cubrir obligaciones y, sobre todo, para satisfacer necesidades de los hijos cuando deben recibir educación superior y atender muchas urgencias.
Cuando los gobernantes no actúan con prudencia, esos gastos corren el riesgo de comprometer a la propia nación porque, en su momento para asumir determinadas responsabilidades, tiene que recurrir a los préstamos o, peor, hacer uso de las reservas que pertenecen a la nación. Hay aspectos, pues, en economía que no permiten licencias de gastar más de lo que se tiene y menos de los que se debe, considerando que, de todos modos, el país debe honrar sus compromisos.