domingo, mayo 5, 2024
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Pongueaje en pleno Siglo XXI

Esta forma despótica de servidumbre indígena llega a extremos que las publicaciones de los periódicos de la época, muestran que los gamonales de esos tiempos vendían las propiedades agrícolas con los animales y los pongos incluidos.
Esta servidumbre indígena, aunque después del Primer Congreso Indigenal de 1945 queda abolida por un decreto, pero no se efectiviza por un golpe de Estado con la participación de los comunistas del PIR junto a los partidos de la oligarquía minero feudal de entonces.
Con la firma del Decreto de la Reforma Agraria del 2 de agosto de 1953, se liquida la explotación del indio y del sistema latifundista. Sin embargo, aparece una nueva forma de pongueaje, al que se ha denominado como PONGUEAJE POLÍTICO con el MNR.
Sin embargo, durante estos últimos 16 años, de forma subrepticia y sin que ni siquiera se percaten los sectores sometidos a esta nueva forma sutil de dominación y explotación en unos casos y en otros bajo fuertes multas, amenazas y toda forma de intimidación y coerción, reaparece este pongueaje en pleno Siglo XXI, cuando los nuevos patrones ya no están en las haciendas rurales, sino están encaramados en el poder estatal, bajo el control de una camada de oligarcas blancoides azules, descendientes de los hacendados y gamonales conformados por los García Linera, Juan Ramón Quintana de ADN, Hector Arze Zaconeta, Marianela Prada (sobrina de la esposa del Gral. Banzer), Leny Valdivia de NFR, Susana Rivero, Sacha Llorenty, Gabriela Montaño, César Dockweiler, el empresario privado y actual concejal de La Paz, Pierre Chain, Adriana Salvatierra, Betty Yañíquez y otros neoliberales con fachada de socialistas que se apropiaron del poder y convirtieron nuevamente a los indígenas en pongos políticos al mando de los nuevos mayordomos, que son los dirigentes sindicales de los llamados movimientos sociales, que nuevamente someten al campesinado y otros sectores a gusto y sabor de los nuevos patrones azules, obligándoles a marchar, a bloquear carreteras, a atacar y quemar unidades policiales, atacar a sectores que expresan sus necesidades, como en Vila Vila, etc., etc.
Estos oligarcas del partido azul cautivan y engañan a los indígenas de El Alto o de las provincias y de varias regiones del país apropiándose descaradamente del discurso y los símbolos de los propios aymaras y quechuas, para luego reducirlos a la condición de pongos del Siglo XXI e incluso hasta convertirlos en mercenarios, en muchos casos, tal como los medios de comunicación han reflejado en muchas ocasiones, cuando éstos actúan hasta con protección policial, como en la retoma de Adepcoca hace poco tiempo.
También estos pongos del Siglo XXI han sido organizados en nuestras ciudades como grupos de choque que, armados de dinamitas, palos, piedras, fierros, etc., salen a agredir al pueblo que empieza a manifestar su insatisfacción en las calles por el desgobierno que se ha instalado en el poder. Estos pongos, en su mayoría fueron reconocidos como funcionarios públicos que seguramente son instruidos y obligados para cometer sus fechorías y que, lamentablemente, no son detenidos, por el contrario, detienen a los manifestantes agredidos por estas hordas azules y como si fuera poco, la policía, los fiscales y jueces arremeten con todo rigor en contra de esa población que reclama por sus derechos.
Además, estas hordas azules utilizan nuestra sagrada wiphala para cometer sus fechorías, cuando este símbolo nada tiene que ver con ideologías foráneas del fascismo socialista del unzaguismo de la extrema derecha, siendo este símbolo de los indianistas y kataristas propiamente. En todo caso, los masistas solamente tendrían que utilizar exclusivamente su trapo azul para cometer sus fechorías.
Estos pongos del Siglo XXI ya no actúan, ni sienten ni mucho menos piensan como aymaras o quechuas, no defienden intereses propios a partir de su identidad indígena, no conocen cuál es la ideología desde lo propio. En suma, andan extraviados en el Ch’amakpacha detrás de un partido ajeno de ideología foránea.
Finalmente, a los aymaras, quechuas y otros pueblos indígenas sometidos a este pongueaje, solo les quedan dos caminos: seguir de pongos de esos oligarcas azules o liberarse para seguir su propio derrotero, dejando de lado ideologías foráneas y anti indígenas.

Zenobio Quispe Colque es Coordinador General del Foro Indígena de Bolivia.

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