viernes, abril 26, 2024
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Estado Plurinacional y la agricultura

La agricultura del país atraviesa uno de los momentos más dramáticos de la historia de la economía agraria nacional y solo es comparable con lo que sufrió Bolivia en los años 1677-1878, cuando los campesinos dejaron de trabajar la tierra, se produjo una intensa sequía, la que fue seguida por la escasez, el hambre del pueblo y la hambruna, problema a los que siguieron enfermedades epidémicas, crisis política y, finalmente, la invasión chilena al Departamento del Litoral.
Esa crisis fue principalmente provocada por la legislación agraria del autócrata Mariano Melgarejo (1820-1871), medida para pasar la tierra, hasta entonces de propiedad de la nación, a propiedad del Estado y rematarla para enfrentar la quiebra en que se encontraba el país por la corrupción, el despilfarro, los gastos burocráticos, etc.
Al presente, la agricultura del país está en una situación muy parecida, pues está vigente una legislación contraria a la economía agraria, a los indígenas y pequeños agricultores. Se trata de disposiciones legales en absoluto contrarias a la realidad nacional. La cadena de problemas ha llegado a un nivel angustioso y tanto los responsables de esa situación como las mismas autoridades del Estado Plurinacional hacen la vista gorda y no quieren reconocer que, más a corto que a mediano plazo, sus efectos serán catastróficos.
Esas medidas legales en vigencia, partiendo de las constitucionales, han conducido a que la agricultura nacional no pueda abastecer el consumo de la ciudadanía y que el Estado Plurinacional recurra, como solución, a fomentar contrabando de alimentos y hacer millonarias importaciones de alimentos. Y se presentan otras nuevas dificultades que hacen la situación más difícil y peligrosa que en el pasado.
En efecto, para agravar esa situación, no existen autoridades agrarias que la enfrenten, enseguida se está presentando una seguidilla de nuevas complicaciones, como factores climáticos, es decir, heladas, sequías, incendios de campos agrícolas, falta de semillas, carencia de diésel y otros. Por si fuera poco, los agricultores indígenas (que han sido privados de vender sus tierras y así se les ha quitado la propiedad de ellas), no saben qué hacer y se enfrentan unos con otros, causando muertos y heridos, como en Sorata, fenómeno que está empezando y podrá llegar a niveles increíbles ante la indiferencia estatal.

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