Una sucesión de notables movimientos sociales se ha registrado a lo largo y ancho del país durante los últimos días, algunos de los cuales duraron más de dos semanas, sin que se pueda afirmar que las causas que los provocaron fueron resueltas y se ha retornado a una situación de estabilidad.
Esos numerosos casos de agitación social que se registraron en Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y otros departamentos, permiten colegir que, en la población boliviana, en general, existiría un mar de fondo de insospechables características, difíciles de identificar, lo cual permitiría adelantar que, pese a anuncios de arreglo de los asuntos pendientes, siguen latentes, no han sido arreglados y continuarán creando un ambiente que perjudica el orden interno y se refleja a nivel internacional.
Al respecto, se podría decir que tan aguda ola de disturbios y conflictos en el área rural y centros callejeros de las ciudades, revelan que los grandes problemas nacionales siguen existiendo, pese a las buenas intenciones de los partidos gobernantes, que afirmaron que los conflictos dejaron de existir y el país ya estaba viviendo una etapa de paz, orden y trabajo y que sucesos alarmantes no volverían a producirse.
Pero surgieron bloqueos de caminos en Santa Cruz, marchas dentro de la ciudad de La Paz, movimientos en la ciudad de El Alto, bloqueos de sectores de comerciantes informales en las calles de capitales de departamento, agitación de sectores sociales en las principales vías de comunicación en la sede del gobierno, huelgas, paros de los profesionales en medicina. Algunos bloqueos de sectores sociales son aislados y todavía débiles manifestaciones de inquietud en demanda de solución de sus problemas. Cabe preguntar ¿qué buscaban esas acciones y quiénes las inspiraban?
A esos significativos problemas se suman otros no menos preocupantes, como la inquietud que causó el juicio ordinario a la ex presidenta Jeanine Añez, las pugnas internas en el partido oficialista, la fuente de malestar en que se han convertido las cámaras del Congreso, la creciente subida de precios, las violaciones sexuales, los feminicidios e infanticidios, por hacer referencia solamente a los de mayor magnitud y no a todos.
En cuanto a tal mar de fondo, que revela ese estado general de crisis, no se puede aún decir cuál es su fuente de origen, considerando las características del atraso sostenido del país, la actuación de los partidos de oposición, las luchas internas en el principal partido de gobierno o los intereses personales para retomar la silla presidencial de quien con sus actuaciones reservadas genera creencias de golpes de mano, motines, amenazas subversivas, o la no solución de la crisis de noviembre de 2019, y otras causas parecidas.
En suma, al final, la situación conflictiva sigue igual.